Provisión
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¡ÚNASE A NOSOTROS!
El deseo del Padre es que vivamos en unidad; por lo tanto, no daremos brechas al enemigo. Dios declara: ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es que habiten los hermanos juntos en armonía!(Salmo 133:1). Esto no significa que la gente deba entrometerse en la vida de los demás, dando consejos de la carne, a menudo con intenciones impuras. El respeto por la libertad de los demás debe existir siempre entre nosotros. Si, por casualidad, nos sentimos mal con alguien, tenemos que orar por él, sin tratar de «enderezarlo» con nuestras fuerzas. ¡Únase a nosotros!
el buen óleo: Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras; (Salmo 133:2). Toda persona salva es un sacerdote del Altísimo, por lo que debe tener el buen óleo sobre la cabeza. De esa manera, será conducido en todas las situaciones. Debemos empaparnos la cabeza con este precioso Ungüento, hasta el punto que baje por la barba hasta el borde de nuestras vestiduras espirituales. Quien no hace esto, no tiene unción. ¡Únase a nosotros!
ROCÍO DE HERMOM: Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna (Salmo 133:3). Este rocío trajo bendición a los montes de Sión. La actitud de vivir en comunión con los hermanos en Cristo lleva a los montes de la casa de Dios –personas que se destacan– a tener lo suficiente para ayudar a la obra del Señor y, por extensión, a los miembros del Cuerpo de Cristo, así como aquellos perdidos en sus necesidades. Un buen ejemplo vale más que cualquier ayuda material. La bendición y la vida fueron ordenadas en la iglesia para siempre: ininterrumpidas, constantes y eternas. ¡Únase a nosotros!
MEJOR SEAN DOS: Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos (Mateo 18:19). Si no tenemos a nadie que nos acompañe a cumplir la voluntad divina, podemos contar con Jesús. El Señor prometió nunca dejarnos ni desampararnos (Hebreos 13:5). Nunca deje que el diablo le convenza de ir solo a una batalla. Aunque parezca fácil salir victorioso de ello, al final verá que no puede creer nada contrario a la Palabra. Después de todo, ella y Dios son Uno. ¡Únase a nosotros!
POBRE SOLITARIO: Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (Mateo 18:20). Quien se une al Señor hace un Espíritu con Él (1 Corintios 6:17). Sin embargo, no será así con los que prefieren vivir solos en la fe en Cristo, porque si caen, no serán ayudados por alguien puesto por el Padre para ser un brazo fuerte con Él. Acepte la orientación del Altísimo y vea que Él planeó todo para su bienestar. El que tenga oídos para oír, oiga lo que dice. ¡Únase a nosotros!