La Iglesia de la Gracia llega a Rumanía
Oración del Patrocinador – 29
ACTITUDES QUE AGRADAN A DIOS
Este mes, brevemente, estudiaremos el capítulo 2 de la segunda carta de Pablo a los hermanos de Tesalónica. En él, veremos importantes actitudes que debemos mantener para agradar a nuestro Dios y, principalmente, advertencias sobre los hechos derivados de la venida del hombre del pecado, así como por qué somos elegidos para la salvación y las bendiciones que logramos al creer en Jesús.
MANTENGA SU FE FIRME – Nada es más importante que el deber de mantenerse firme en la fe, pues, habiendo sido indispensable para que la gracia de Dios nos salve, ella es importante para que manifestemos las bendiciones adquiridas por Cristo en Su muerte: Con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu ni por palabra ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca (2 Tesalonicenses 2:1,2).
NO SE DEJE ENGAÑAR – El pecado de Adán nos vendió al diablo, dejando en cada persona el arte de engañar a los demás. A través de la salvación, nos convertimos en nuevas criaturas, pero debemos tener cuidado de no dejarse engañar con relación a eventos futuros, informados por las Escrituras: ¡Nadie os engañe de ninguna manera!, pues no vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (versículos 3, 4).
El CONTROL DIVINO – Nunca olvide que el Señor es el único Dios y tiene todo bajo control. Por lo tanto, nadie debe alarmarse por las cosas que ocurrirán en el mundo antes del Día final, cuando los elementos, siendo quemados, se fundirán (2 Pedro 3:12). Absolutamente nada les sucederá a los hijos del Altísimo, si no es Su voluntad: ¿No os acordáis de que cuando yo estaba todavía con vosotros os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste (2 Tesalonicenses 2: 5,6).
EL MISTERIO DE LA INJUSTICIA Y SU FIN – Habrá un período en el que el mundo estará bajo el dominio del diablo, llamado el misterio de la injusticia, pero mientras ese tiempo no llega, debemos vivir con temor y temblor, sabiendo que nuestro Padre nos ha prometido guardar a quien es Suyo. En cuanto al hijo de las tinieblas, no resistirá el soplo de nuestro Dios: Ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel impío, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida (versículo 7,8).
LA EFECTIVIDAD DE SATANÁS – Por lo que veremos a continuación, el tiempo del misterio de la injusticia vendrá después del rapto de la Iglesia. Los que permanezcan aquí en la Tierra sufrirán las pruebas y las malas obras, porque se negaron a recibir el amor de la verdad para la salvación. Será un período en el que el enemigo dominará los cuatro rincones del planeta; pero la victoria final será para el Señor Jesús: El advenimiento de este impío, que es obra de Satanás, irá acompañado de hechos poderosos, señales y falsos milagros, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos (versículos 9,10).
LA OPERACIÓN DEL ERROR – ¡Ay de aquellos que no se eleven en el rapto! La operación del error se enviará para hacerles saber cuánto perdieron al creer en el padre de la mentira y todo lo que es malo. Cuando esto suceda, las personas tratarán de encontrar a alguien que pueda hablarles sobre el amor del Señor, pero será demasiado tarde. Incluso, ante la evidencia infalible y contundente, que muestra que Dios solo dice la verdad, ellas prefieren creer en el engaño: Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira (versículo 11).
PLACER EN LA INIQUIDAD – Los acontecimientos de nuestros días son como entrenamiento para aquellos que se resisten a creer en la Verdad. Las personas que hacen esto deben saber de antemano que están tomando una mala decisión, que nunca podrán ser transformadas si no se arrepienten. Ahora, muchos se entregan al pecado, siempre y cuando les traiga un poco más de placer y dinero. Pero la consecuencia en la eternidad será un sufrimiento permanente: A fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia (versículo12). ¡Piedad, Señor Dios! ¡Qué loca está esta generación! ¡Sálvanos del lago de fuego y azufre que arderá por los siglos de los siglos!
ELEGIDOS PARA LA SALVACIÓN – Aquellos que escuchan con alegría la Palabra de Dios y reciben a Jesús como Salvador y Señor deben dar gracias a Dios por haberlos liberado del mal que actuará en todo el mundo. ¡Será triste para cualquiera que se quede aquí! Hoy, cuando muchas personas se dan cuenta del trabajo realizado en la cruz por ellos, dejan de creer en la Verdad y comienzan a vivir en el nivel más bajo: en la incredulidad. Mire, nadie se deje engañar por palabras falsas, sino escuche las advertencias escritas en la Palabra. Los salvos escaparán de estas monstruosidades: Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad (versículo 13).
QUÉ ALCANZAREMOS – Es difícil creer que alcanzaremos una posición muy alta ante el Padre ¡Qué privilegio! A pesar de haber vivido bajo el mando del enemigo, experimentando todo tipo de errores y debilidades, fuimos preparados por el Señor para alcanzar la gloria eterna de nuestro Señor y Salvador Jesucristo y vivir con Él por los siglos de los siglos: Para esto él os llamó por medio de nuestro evangelio: para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo (versículo 14). ¿Por qué negarse a nacer de nuevo? Sea recreado en la persona del Hijo de Dios. ¡Aún hay tiempo! Acéptelo ahora como su Salvador y Señor y cambie su destino, que será de gloria, no de sufrimiento eterno. ¡Amén!