Doble honor
Fe en acción
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PAÍS PEQUEÑO, DESAFÍO GRANDE
La IIGD en Uruguay se consolida como referencia de fe en una nación secularizada
Carlos Fernandes
Uno de los países más pequeños de América del Sur –con apenas 3,5 millones de habitantes, un tercio de ellos concentrados en la capital, Montevideo–, Uruguay tiene una relevancia social e histórica contraria a sus dimensiones. Con una de las poblaciones más instruidas de la región, el país cuenta con índices de desarrollo humano más altos que los de su vecindario y tiene una trayectoria de luchas, orgullo y logros. “Exprimido” entre Brasil y Argentina, Uruguay recibe mucha influencia económica y política de los dos gigantes del continente. En el caso brasileño, esta referencia también es espiritual. Desde 1992, cuando se instaló en la localidad fronteriza de Artigas, la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios (IIGD) es una especie de embajada del Reino del Señor en tierras uruguayas.
Hoy, operando en diez puntos de predicación en algunas ciudades, como Bella Unión, Salto, San José y Barros Blancos, además de la capital, Montevideo, la IIGD reúne a cientos de personas cada semana. Es un trabajo diligente, realizado por el Rev. Nicolás Cuevas y su equipo de 11 ministros. “El ciudadano uruguayo está, normalmente, menos enfocado en asuntos espirituales en comparación con la media de los pueblos latinos”, señala Cuevas. A pesar de la presencia de la tradición católica, Uruguay suele ser designado como uno de los países más secularizados de América Latina. “Las personas aquí encuentra más dificultad de creer y sólo dan crédito a lo que ven”. Por eso, en este lugar, compara el ministerio con la presencia de la Iglesia primitiva en Roma, en el siglo I, en la época del apóstol Pablo. “El texto de Romanos 5:20 describe bien cómo es la iglesia en Uruguay: pero cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. El pastor explica la falta de uniformidad en el proceso de evangelización. “En el norte y noroeste del país, en la frontera con Brasil, la Palabra es más aceptada. Más al centro y al sur, la población tiende a ser resistente”.
Estos posibles contratiempos no impiden el crecimiento de la obra. Cuevas observa que las necesidades espirituales de los uruguayos son las mismas que las de cualquier ser humano: “Quienes nos piden oraciones informan sobre cuestiones espirituales, económicas y sentimentales”. Según el pastor, cientos de frecuentadores asisten a las reuniones semanales, y la transmisión de programas de la IIGD y del Dr. Soares impulsó el alcance del mensaje. “Estos contenidos tienen un papel importante para quienes no conocen la Palabra. E, incluso entre los salvos, profundiza la comprensión de la fe cristiana”.
PLENITUD DEL EVANGELIO
Esto sucedió con el propio líder. Cuevas frecuenta la iglesia evangélica desde que era niño. Sin embargo, hace solo 20 años, cuando asistió al Show de la Fe, presentado por el Dr. Soares, comprendió la plenitud del Evangelio de Cristo. “Sentí el deseo de participar en el Curso de Fe y fui, por primera vez, a la IIGD en Artigas”. Después de eso, el joven se ofreció como voluntario para el trabajo y, al año siguiente, recibió un desafío cuando leyó el texto de Lucas 14, en el que Jesús enumera el costo de seguirlo. “Allí, el Señor dice que es necesario renunciar a todo para seguirlo”, comenta el pastor. “Comprendí que si desobedecía, no podría ser discípulo del Maestro”. Cuevas dejó su trabajo a fines de 2004 y desde entonces sirve a Dios en el ministerio pastoral.
Como líder de la IIGD en Uruguay, sus principales actividades incluyen la preparación de nuevos colaboradores, la apertura de iglesias, el establecimiento de pastores en otras ciudades y el fortalecimiento de los hermanos. Casado con Gisel Machado y padre de dos hijos, Nicolás Cuevas menciona: Dios ha dado victorias a la Iglesia de la Gracia. “Recibimos personas que vienen, por primera vez, a una reunión evangélica. Sin embargo, la mayoría de los participantes ya habían sido alcanzados por la Palabra, pero estaban fuera del Evangelio. No obstante, cuando miran el programa, sienten que la llama del Evangelio vuelve a arder en su corazón, como en el primer amor”.
Señala que programas como el Show de la Fe empoderan a los cristianos y atraen a más personas a Cristo. Esto ha sido fundamental a la luz de la crisis provocada por la pandemia. “El nuevo coronavirus, por supuesto, ha afectado el funcionamiento de nuestras iglesias en el país. Al principio, fue difícil no reunirnos ya que realizamos servicios todos los días. Sin embargo, Dios siempre nos envía una salida”. La Iglesia continuó sirviendo al público, incluso a puerta cerrada, e intensificó sus actividades virtuales.
El trabajo no se limita a lo que se hace en los templos. Cuevas destaca que hay más de 100.000 personas en peor situación económica que antes de la crisis sanitaria en Uruguay: “Muchas pequeñas empresas han cerrado sus puertas, y muchos autónomos no han podido continuar con su trabajo”. En este contexto, la Iglesia de la Gracia tiene una intensa acción social, como la entrega de alimentos a los miembros que los necesitan y a la población más vulnerable. Es la iglesia en acción, atendiendo a quienes tienen necesidades físicas, sociales, emocionales y, sobre todo, espirituales.