Test – Enero – 2022
Cinturón negro en la fe
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«MILLENNIALS DE DIOS»
Conociendo los desafíos de su fe, los jóvenes cristianos del siglo XXI quieren influir en el mundo
Carlos Fernandes
A los 21 años, de los cuales 14 son de convertida al Evangelio, la estudiante Anna Beatriz Farias Maio conoce sus metas. “Es un momento de cambio. Cada vez más jóvenes asumen una postura de compromiso e implicación con Dios. Queremos influir en el mundo”, dice. Para ella, seguir a Jesús requiere firmeza. “Se trata de dejar de lado nuestro individualismo, entender que nuestra vida no nos pertenece”. Oírla así, tan joven, demostrando tanta convicción, echa por tierra ciertos prejuicios sobre la juventud cristiana del siglo XXI, muchos los consideran superficiales, creyendo que los más jóvenes no dudan en cambiar el culto por la playa o la lectura de la Biblia por las discotecas. Sin embargo, la nueva generación de evangélicos, ahora entre los 18 y 25 años, demuestra que es posible conciliar la fe en Dios con la vida social y las metas personales. Son los “millennials de Dios”.
Decidida, Anna Beatriz se dedica a sus estudios –sueña con estudiar Medicina–, pero se esfuerza por estar siempre en la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios, donde participa en el ministerio Jóvenes Que Vencen (JQV) y en el ministerio de la danza, además de ayudar al pastor de jóvenes. Ella maneja bien estas tareas. “A veces, salgo con la gente de la iglesia a divertirme”. Sin embargo, la seriedad marca su comportamiento cuando se trata de la integridad con Cristo. “El peligro de las prácticas mundanas ha aumentado porque ofrecen una visión atractiva. Es difícil tener jóvenes propagando el Evangelio, ya que temen las críticas. Es más fácil callarse ante los errores”.
Rodeados por un océano de estímulos y oportunidades, los jóvenes cristianos necesitan vivir y trabajar en diversos entornos, desde la escuela hasta la academia, pasando por la familia, el trabajo, el vecindario y la iglesia. En medio de la globalización, que exige compromiso en la búsqueda del éxito profesional, es crucial tomar las decisiones correctas. “Vivimos en un mundo en el que el 90% de nuestro tiempo se basa en lo laico, pero no necesitamos dejarnos influenciar por lo que nos rodea”, señala la auxiliar de enfermería, Edilene Barbosa de Brito, de 36 años, líder del JQV en la Iglesia de la Gracia. Ella cita 1 Corintios 10:23 como texto básico para aquellos en esta fase: Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
Edilene se esfuerza por crecer con su público. Según ella, las amistades cristianas y la intimidad con Dios marcan la diferencia. “Esta juventud tiene sus valores, perspectivas, ganas de crecer, conquistar y tener un buen futuro, pues buscan la dirección divina”. El líder sabe que para el joven, la adoración es una parte importante de la vida espiritual, pero se necesita más. Por eso, Edilene desarrolla encuentros y dinámicas cuya prioridad es crear un vínculo que nos permita conocer más al Señor y hacer su voluntad, sin dejar de lado la evangelización. “Nuestra motivación es el retorno que tenemos con el crecimiento espiritual de cada uno”, enfatiza. “Desafortunadamente, algunos jóvenes no están abiertos a un verdadero encuentro con Dios. Piensan que están sirviendo a Dios, pero quieren volver a las viejas costumbres”.
CONCIENCIA
Músico y colaborador de la casa del Señor, el estudiante Davi Salles dos Santos forma parte del grupo coordinado por Edilene y no se encaja en el perfil que critica: “Los jóvenes necesitan renunciar a sí mismos y comprender el sacrificio de Jesús por la humanidad”, analiza el joven. Criado en la IIGD, busca sus experiencias en la fe. Para Davi, la clave es tener la mente de Cristo y actuar sobre la Palabra, lo que implica compromiso. Según él, muchos están en las iglesias, pero no quieren responsabilidades. Esto se agudiza frente a los debates suscitados por la posmodernidad. “La flexibilización de valores, las cuestiones de género y las presiones por la liberalización de las drogas y el aborto nos desafían”, evalúa.
Las “pautas progresistas” preocupan al pastor Orestes Lima dos Santos, de São Luís (MA). En ese municipio, coordina las actividades juveniles en el templo sede de la IIGD, donde se congregan alrededor de 400 jóvenes. “Algunas veces, tuvimos casos que necesitaban más atención, por problemas estructurales en la familia. Los jóvenes necesitan orientación”. Por eso, Orestes trabaja estos temas, que son destacados a diario por los medios de comunicación con una noción de tolerancia mezclada con connivencia: “En general, nuestra juventud es muy consciente de que tales afirmaciones no tienen valor para la propuesta idealizada por Dios”.
Señala que, en los servicios y eventos dirigidos a este público, los mensajes involucran la madurez y la toma de conciencia de los intereses cristianos. “A través de la Palabra y la oración, nuestros jóvenes se salvan de la frialdad espiritual”, dice. La contadora Thaynã de Oliveira Anunciação, asistente de los Jóvenes Que Vence en la Iglesia de la Gracia de Manaus, piensa de manera similar: “Pido dirección a Dios cuando comento cuestiones divergentes y, al mismo tiempo, busco fundamento en la Palabra”. Para Thaynã, todo joven admira a alguien: artistas, influenciadores, entre otros. “Eso impacta sus convicciones y su comportamiento, haciéndolo conformarse al pecado y la frialdad espiritual”.
“FUERZA Y CAPACIDAD”
La pastora Carla Sena Pontes se dice fruto del ministerio de jóvenes, trabaja con este segmento desde los 15 años. Hoy, a sus 38 años, sigue confiando en este público: “Tienen la fuerza y la capacidad para llegar más lejos, porque son decididos y enfocados. Como los diamantes, necesitan ser pulidos y discipulados”. Aunque reconoce que vivimos en una era de facilidad y agilidad, la pastora se ha encontrado con mujeres y hombres jóvenes fervorosos. “Esta es nuestra lucha: mostrar a los jóvenes que el Reino de Dios se gana con el esfuerzo”, dice, refiriéndose al texto de Mateo 11, versículo 12.
Los líderes juveniles de la IIGD están de acuerdo: esta es una actividad gratificante, especialmente para aquellos que aún son jóvenes. “Es edificante, después de todo, los futuros pastores, colaboradores y líderes aparecen en esta franja de edad”, explica el pastor Wanderson Araújo Silva, de 28 años, que dirige este ministerio en la IIGD desde hace una década.
Este es el caso de la estudiante de enfermería Ana Clara Pisk, de la IIGD de Maranhão. A sus 21 años acumula varias funciones en el Cuerpo de Cristo: “Soy parte del JQV y del Cuarto Rosa. Además, soy profesora en la escuela infantil y ministra de alabanza en el Mujeres Que Vencen”, enumera. Asiste a la iglesia desde que era una niña y da la “fórmula” para permanecer en Cristo: “Como dice la Biblia, al niño hay que instruirlo en su camino, y cuando sea grande no se apartará de él. Por lo tanto, el discipulado y la enseñanza deben agregarse desde el principio en la trayectoria del individuo”. Amable, Ana Clara sabe que la seriedad en lo espiritual es fundamental: “Tenemos que decidir de qué lado estamos. Si profeso la fe en Jesús, debo actuar como tal”, resume.