Tenga fe, no se queje
Dios misericordioso
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GRATITUD POR LA VIDA
“Tenía un buen trabajo, un esposo e hijos maravillosos, pero no era feliz”. Así es como la gerente fiscal, Maria Juciana de Campos Florêncio Silva, de 46 años, define su historia antes de su encuentro con el Señor Jesús.
Después de sufrir una profunda depresión durante una década, explica el vacío que sentía: “Me di cuenta de que tenía todo a mi alrededor y, sin embargo, vivía con miedo y llena de malos pensamientos. Me faltaba la presencia de Dios”. Juciana empezó a frecuentar el grupo de oración de la Iglesia de la Gracia. Allí le pidió al Señor que la liberara de ese mal. “Entregué mi vida a Cristo y, con alegría, disfruté de lo que el Creador me había dado. Fui sana para la gloria de Cristo”.