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UNA PRINCESA DEL SEÑOR
Tras un raro y complicado embarazo, Simone celebra la vida de la pequeña Júlia Gabrielly
Carlos Fernandes
En mayo del año pasado, cuando supo que estaba embarazada, la técnica de laboratorio, Simone da Silva Leite, se preocupó. Ya era mamá de João Gabriel y José Guilherme, y el tercer embarazo se produjo en un momento delicado. “Regresé del descanso postnatal por maternidad de mi segundo hijo, ya embarazada. Fue complicado porque, por la pandemia, estábamos adaptando todo en el trabajo”, recuerda. Aun así, ella se aferró al Señor, creyendo que todo estaría bien. Sin embargo, aproximadamente a los cuatro meses de embarazo, Simone tuvo un desprendimiento de placenta. “Tuve que descansar para que el embarazo fluyera bien”, relata.
Miembro de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios, Simone recurrió a la fe. “Recibí el apoyo de los hermanos en oración”, comenta. Aun así, enfrentó crisis. “El momento de la ecografía fue el más angustioso, porque recibí la noticia de que podía perder al bebé”, explica. En esa ocasión, Dios usó a una misionera para decirle que la niña –hubo una revelación de que sería una niña– no moriría, sino que glorificaría el Nombre del Señor con su nacimiento.
Los siguientes meses estuvieron llenos de complicaciones. “Todo el embarazo fue tenso y con mucho dolor. A los siete meses, había riesgo de parto prematuro y estaba en reposo en cama, tomando medicamentos para detener las contracciones”. No obstante, al clamar intensamente, Simone logró llevar el embarazo hasta el momento adecuado. En todo este proceso, la lectura diaria de la Biblia y la participación en los servicios y programas en línea de la Iglesia de la Gracia fueron fundamentales, ya que no podía salir de casa.
Los médicos consideraron que el parto era raro –el bebé nació dentro del saco amniótico, que rodea al feto y normalmente se rompe al nacer–. Es el llamado parto envuelto, que no perjudica la salud del bebé ni de la parturienta, pero que, según las estadísticas, ocurre una sola vez, en promedio, entre 80.000 mil nacimientos. Esto hizo que la situación fuera aún más especial. “Para el honor y la gloria del Señor, todo salió bien y nació mi princesa, Júlia Gabrielly”, se regocija Simone.