Reportajes – Página 11 – Boletín Informativo la Certeza de la Victoria
Maria Aparecida (la tercera, de izquierda a derecha), con el coro Alabando a Cristo: “Quien cree en la Palabra del Señor tiene la victoria” – Foto: Archivo personal

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UNA VOZ QUE LOA

Maria Aparecida, de Natal, Brasil, cuenta como fue sanada por el Señor durante la Vuelta de la victoria


Carlos Fernandes


Quien ve la repostera Maria Aparecida Silva de Andrade rigiendo alegremente el coro Alabando a Cristo, en la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios en Natal, Brasil, no se imagina el drama que tuvo que enfrentar recientemente. Diagnosticada, en febrero este año, con endometriosis —enfermedad que afecta el útero—, Maria Aparecida pasó por momentos de angustia. Las paredes de este órgano habían alcanzado un espesor muy superior al normal. “La médica se preocupó al descubrirlo y dijo que sería necesario hacer una histeroscopia”, cuenta. También era preciso investigar un posible cáncer en la región.

La repostera desea dar testimonio de la acción de Dios en su vida – Foto: Archivo personal

Aparecida sabía que el examen le causaría un gran desaliento y que, además, podría revelar algo muy malo sobre su estado de salud. “En ese mismo instante, clamé al Señor, pues no quería pasar por todo eso.” El examen estaba agendado para el día 8 de abril. En la víspera del procedimiento, habría un culto especial en la sed de la Iglesia de la Gracia de Natal, ciudad donde Aparecida vive, con la presencia del Dr. Soares. Allí se dirigió a buscar su bendición. “Di la Vuelta de la victoria confiando en que sería sanada”, relata, refiriéndose al acto de fe que acompaña el cántico con ese título. Inmediatamente, sintió “algo extraño”, pero, por el lugar donde estaba localizado del problema, no pudo palparse para constatar la sanidad.

Maria Aparecida, con el esposo, Geraldo: sanidad restaurada y dicha en Cristo – Foto: Archivo personal

Al día siguiente, el estado de salud de Aparecida dejó el equipo médico perplejo. El especialista preguntó a la auxiliar dónde estaba la lesión, pues no podía encontrarla. “El endometrio tenía apenas tres milímetros. ¡Gloria a Dios!” Según Maria Aparecida, la primera médica que la examinó se asustó al ver el resultado del examen. “Quien oye la Palabra del Señor y confía en ella conquista la victoria”, afirma la repostera, que concluye: “Tenemos de confiar siempre en el poder de nuestro Dios”. Ahora, todo lo que quiere es alabar al Señor con su vida y su voz.


Adão Miguel al lado de la esposa, Márcia Freitas, y de los hijos, Luan Kaique y Danielle Freitas – Foto: Archivo personal

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BENDICIÓN MULTIPLICADA

El empresario Adão Miguel vio su vida financiera cambiar completamente cuando empezó a ser fiel en los diezmos y en las ofrendas


Viviane Castanheira


La historia del empresario Adão Miguel de Oliveira, de 46 años, es parecida a la de miles de brasileños que nacieron en el nordeste del país y que dejaron su región para mudarse al sudeste, en busca de mejores oportunidades. Natural de la ciudad de Belém, Adão decidió probar suerte en São Paulo. La elección vino a acompañada de muchas responsabilidades que el joven, de apenas 20 años, no estaba listo para manejar. “Conseguí un empleo en enero de 1997, pero el comienzo fue bastante difícil. Ganaba poco y solo me alcanzaba para pagar el alquiler y garantizar el almuerzo, dormía sin cenar.”

Aun en medio de tantas adversidades, Adão permaneció en la capital paulista, donde, un año después, conoció a Márcia Freitas, de 40 años, a quien se unió. “Pasamos muchas dificultades juntos”, relata. A pesar de no profesar la fe en Jesús, Adão siempre creyó que esa situación cambiaría. Y cambió. Como telespectador asiduo del Show de la Fe, Adão decidió conocer la sede de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios (IIGD) en São Paulo con la esposa. “Visitamos el templo en el año 2000 y, desde entonces, permanecemos firmes en la presencia del Señor”, afirma.

El empresario Adão Miguel en el interior de su tienda: “Estoy seguro de que el secreto de nuestro éxito es la fidelidad a Dios” – Foto: Archivo personal

Después de entregar su vida a Jesús y poner en práctica los mensajes oídos en la Iglesia, la pareja prosperó. “Empecé a entregar el diezmo y la ofrenda y, pasado poco tiempo, fui promovido en mi empleo. Dios nos honró con una casa, un coche, pero la mayor dádiva es la familia que construimos”, se emociona.

Feliz y con la vida financiera estabilizada, Adão sintió deseos de volver a vivir en su región natal. Entonces, estableció con la familia un plazo para juntar recursos con el objetivo de regresar. No obstante, al final del período acordado, temió perder lo que había conquistado. Pero, entonces, una oración lo alentó. “Fui al culto, y el Dr. Soares estaba enseñando sobre Abraham. Fue muy específico: ‘Hermano, si usted está indeciso sobre mudarse o intentar una nueva vida, hágalo, porque el Dios de aquí es el Dios de allá’. Guardé esas palabras en mi corazón y, al día siguiente, pedí que me desvincularan de la empresa y, poco tiempo después, me mudé con mi familia a mi tierra”.

Convencido de que Dios le abriría las puertas, la familia se instaló en Santa Rita, en la región metropolitana de João Pessoa. Allí Adão abrió una tienda de repuestos para motos. “Hoy, siete años después, somos referencia en la ciudad y además ofrecemos empleo a cinco personas”, celebra el padre de Luan, de 23 años, y Danielle, de 11. “Estoy seguro de que el secreto de nuestro éxito es la fidelidad a Dios. En más de 17 años sirviendo a Cristo, nunca nos faltó nada. Alabo al Señor por todo qué Él hizo por nosotros, y somos gratos a la IIGD por habernos enseñado el verdadero Evangelio”, concluye Adão, que congrega con la familia en la IIGD en Tibiri, Santa Rita.


La profesora Célia: “El Señor cambió el rumbo de las cosas” – Foto: Archivo personal

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PÉRDIDAS TRANSFORMADAS EN GANANCIAS

La profesora Célia cuenta cómo el Señor restauró su matrimonio y le dio la victoria


Carlos Fernandes


Pérdidas. ¿Quién no se siente afligido ante una pérdida? ¿Y qué decir de una sucesión de pérdidas en un corto intervalo de siete años? Esto es lo que le ocurrió a la profesora Célia Rocha Albuquerque, cuando su esposo abandonó el hogar, en 2015. Además de la ruptura del matrimonio, Célia, que tenía un hijo de apenas un año, perdió el empleo al poco tiempo. “Me sentía completamente sin norte, sin saber qué hacer”, recuerda Célia, que, en 2008, ya había perdido una hija durante el parto. “Me negaba a aceptar más pérdidas familiares.” Por entonces, no sabía que, en los tiempos del Señor, todo sería restaurado.

Fueron años de muchas dificultades emocionales. Célia era miembro de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios desde 2009, donde llegó gracias a su hermana, en busca de auxilio espiritual para superar la depresión que le causó la muerte de su hija. “Me sentía derrotada, porque creía que me había casado para toda la vida, y siempre oraba por eso.” Célia inició un largo período de oraciones y participación en campañas de fe por la restauración de su familia. Pero la respuesta parecía no venir. Finalmente, se cansó de luchar y firmó el divorcio en 2020.

Célia, con Leandro, en el templo de la Iglesia de la Gracia en la ciudad de Vitória, Brasil: “Agradezco a los pastores y hermanos que nos ayudaron en oración” – Foto: Archivo personal

Fue a partir de allí que el Señor cambió el rumbo de las cosas. Al año siguiente, el exesposo, Leandro, la buscó para contarle que había hecho un curso para hombres cristianos. “El detalle es que fue la persona que vivía con él quien lo inscribió en el curso”, destaca. Seguir manteniendo esa otra relación se hizo inviable, pues Leandro fue orientado por el Señor para que volviera a casa. Célia y Leandro conversaron bastante, y, en agosto de 2021, reanudaron la pareja. “Descubrí que mi madre había patrocinado a Leandro, y él volvió el tercer mes del voto.”

Célia experimentó la restitución divina. Aunque no esté trabajando, pues escogió dedicarse al hogar, ella y su esposo lograron vender el inmueble donde vivían, pagar deudas con el valor recibido y mudarse a un nuevo apartamento, completamente pago. Leandro, que es programador, comenzó una empresa de cero y está conquistando nuevos clientes. “Dios fue fiel durante todo ese tiempo y, aun cuando desistí de mi lucha, Él no me abandonó y oyó mis súplicas.” Hoy, la familia frecuenta la IIGD en la ciudad brasileña de Vitória y el pequeño Henrique, de ocho años, está muy feliz. “Él siempre tuvo un amor inmenso por el padre. Agradezco a Dios y a todos los pastores y hermanos de la Iglesia de la Gracia que se pusieron a disposición para ayudarme en oración.”


Mirian, con su hijo Rafael: “Nunca dejes de orar” – Foto: Archivo personal

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CORAZÓN DE MAMÁ

Víctima de una enfermedad cardíaca, el joven Rafael fue sanado por la intercesión persistente de Mirian


Carlos Fernandes


“El enemigo generalmente trata de tocar lo que es verdaderamente importante para nosotros”, dice la trabajadora por cuenta propia Mirian Alves da Rocha Rego, de 39 años. En este caso, el calvario llegó en forma de una enfermedad cardíaca que afectó a su hijo, Rafael, que ahora tiene 19 años. Le diagnosticaron comunicación interauricular (CIA), una deficiencia que provoca una abertura en el tabique que separa las cavidades del órgano. La enfermedad provoca una serie de problemas funcionales, como dificultad para respirar y debilidad; y, en casos extremos, puede provocar una dilatación exagerada del órgano, lo que podría ser fatal. Por eso Mirian se desesperó: “No tenía siquiera fuerzas para orar. Solo podía llorar”, recuerda.

Los análisis muestran que el corazón del niño ha vuelto a los estándares normales – Foto: Archivo personal

A pesar de tener acceso a un equipo especializado, la mamá, que ya asistía a la Iglesia de la Gracia en Madureira, al norte de Río de Janeiro, entendió que el tema no podía ser tratado solo por la medicina. “Simplemente no lo acepté y fui a orar; hice propósitos y ayunos, siempre contando con el apoyo y la intercesión de los miembros de la Iglesia”. En esas ocasiones, cuenta, se sintió inundada por una nueva fuerza de voluntad y de fe. “Pasó la angustia, y estaba segura de la victoria”.

Rafael, que terminó su carrera de panadero, se prepara para nuevos planes – Foto: Archivo personal

Desde el inicio del tratamiento, Rafael se ha sometido a revisiones periódicas para evaluar la evolución de la enfermedad e indicar el mejor tratamiento. En septiembre de este año, los análisis confirmaron un cambio en el panorama. “Es como si mi hijo tuviera un corazón nuevo”, exclama Mirian. El órgano tiene el tamaño, fracción de eyección y medidas normales para un joven de la edad de Rafael. Como resultado, se suspendió el medicamento. Ahora todo lo que el joven toma es jugo natural y, además, lleva una dieta balanceada. Después de todo, tiene muchos planes para el futuro. “Acaba de tomar un curso de panadero y prioriza mucho la oración y la lectura de la Biblia. Mi hijo quiere aprender más sobre las cosas de Dios”, dice la orgullosa mamá.

Mirian sabe por experiencia lo que atraviesa una mujer cuando su hijo corre peligro. Por eso, aconseja a quienes esperan un milagro: “No desfallezcan, perseveren en las oraciones y alabanzas al Señor. Nunca permitas que las mentiras plantadas por el diablo destruyan tu vida. Después de todo, creemos en un Dios Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra; no hay nada que Él no pueda hacer si creemos y si tenemos valor y audacia en nuestra fe”.


La abogada Isabella con los padres, Ivoneide y Antônio Evandro, en la IIGD de Belford Roxo (región de Río de Janeiro): “Hoy, camino, corro y hago todo sin limitaciones” – Foto: Archivo personal

NO FUIMOS CREADOS PARA SENTIR DOLOR”

Isabella nació con una malformación en el pie derecho, pero fue sanada por Jesús


Viviane Castanheira


La abogada Isabella Borges Ramos, de 26 años, nació con una malformación ortopédica conocida como pie torcido congénito (o pie zambo). Los niños que presentan esta condición tienen los pies encorvados para adentro, con poca movilidad en las articulaciones del pie y del tobillo. A pesar de que las evidencias apuntan a factores genéticos, Isabella nunca supo de un caso en su familia. “Nací con el pie derecho torcido, que parecía una bolita. Pasé por cuatro cirugías: la primera, a los ocho meses y, la última, a los 12 años.”

Según Isabella, los procedimientos quirúrgicos resolvieron el problema en parte: “El pie ‘se corrigió’. Sin embargo, yo no era capaz de apoyarlo totalmente en el suelo. Y por ello, crecí cojeando y apoyaba el peso de todo el cuerpo en el pie izquierdo.” Como consecuencia de esta deformación en el pie, la pierna derecha de Isabella no se desarrolló de forma correcta, y la joven comenzó a notar una diferencia de tamaño entre las dos. “Simplemente, aprendí a vivir con el dolor frecuente, cojeando y apoyándome tan solo en el pie izquierdo”, lamenta.

Restaurada, Isabella muestra que sus piernas tienen el mismo tamaño – Foto: Archivo personal

Como miembro de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios en Belford Roxo, ciudad de la región del RIo de Janeiro, Isabella siempre creyó que Dios, un día, la sanaría. ¡Y ese día llegó! El viernes, el 6 de mayo de 2022, ella decidió, de última hora, participar de una de las reuniones en la sede de la IIGD en Madureira, un barrio de Rio de Janeiro. Ese día estaba predicando el Pastor Rogério Portigo, líder estatal de la Iglesia. “Fue usado para recordarme de que, en la cruz, Jesús hizo todo lo que tenía que hacer por nosotros. Durante la oración de la fe, sin percibirlo, me quité el zapato del pie derecho y oré con el pastor.” Después del clamor, Isabella oyó al ministro del Evangelio liberar una bendición sobre la vida de una mujer. Al oír esta afirmación, Isabella tomó pose de esa palabra. “El pastor declaró que el dolor que esa mujer sentía no volvería nunca más. Al oírlo, le dije a Dios: ¡Tomo pose de esa bendición también!”

Después de la declaración de fe, Isabella constató el milagro. “Me volví a calzar el zapato y percibí que ya no me incomodaba ni me dolía. Pude estar de pie, apoyando los dos pies en el suelo, por primera vez en 26 años”, celebra la joven, que anduvo de un lado para el otro, admirada por el milagro que acababa de recibir. “No sé decir qué pasó, solo sé que estoy sanada”, se emociona.

La abogada Isabella lista para ir a la Iglesia, sin dolor ni dificultades para desplazarse– Foto: Archivo personal

Desde entonces, la rutina de la joven fue transformada. “Antes, me despertaba sintiendo un dolor intenso. No podía correr o moverme con agilidad. Hoy, camino, corro y hago todo sin limitaciones. ¡No fuimos creados para sentir dolor, el Señor Jesús ya llevó sobre Sí todas nuestras enfermedades!”, finaliza la colaboradora y líder de jóvenes en la Iglesia.


Cleni Kringel en la entrada de la tan soñada casa propia: “Puedo dar testimonio de que Dios es fiel” – Foto: Archivo personal

TRABAJO RECOMPENSADO

La empleada doméstica Cleni Kringel conquistó el sueño de la casa propia después de invertir en la obra de Dios


Viviane Castanheira


La casa propia es todavía el sueño de una parte significativa de la población brasileña. Según la encuesta realizada entre el Instituto Datafolha y Censo de viviendas QuintoAndar, el 87% de los brasileños anhelan tener un inmueble que puedan llamar propio. La jubilada Cleni Kringel, de 58 años, ya no forma más parte de esa estadística. “Solo tengo palabras de agradecimiento a Dios, de todo corazón.”

Viviendo hace seis meses en la casa nueva, Cleni cuenta que esta conquista es fruto de una vida de renuncia, oración y fe. Desde que aceptó a Jesús, Cleni clamaba al Señor por esa dádiva. “Hice un voto pidiéndole a Jesús que me bendijera, y Él actuó en mi vida y me dio ese gran regalo”, afirma la mujer que tuvo que enfrentar innumerables dificultades, principalmente después de divorciarse. “Me vi sola y con la responsabilidad de criar y sustentar a mi hijo”, recuerda quien, en algunos momentos, pudo contar con el auxilio de familiares. “Ayudaban cuando podían.”

Cleni conmemora al lado de su hijo, Marcos Guilherme: “Ahora, tengo un hogar” – Foto: Archivo personal

En aquella época, Cleni conoció a Jesús por intermedio de su abuela. “Dios tocó mi corazón, y, aquel día, hice un voto de nunca más alejarme de Su casa. Con la gracia de Cristo, hasta hoy sigo en Su camino.” La esperanza renació, y Cleni decidió recomenzar la vida en otra ciudad. Entonces, se mudó de Pelotas a San Lourenço del Sur (al sur de Brasil). 

Una vez que se encontró en la nueva ciudad, empezó a trabajar y a buscar una iglesia para congregar. “Fue en la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios (IIGD) que aprendí a reivindicar las bendiciones del Señor y la importancia de invertir en el Reino de Dios”.

En la Iglesia, Cleni oyó hablar sobre los patrocinadores –aquellos que aportan mensualmente para la divulgación del Evangelio–, y decidió convertirse en una sostenedora, sin detenerse por sus condiciones financieras. “Como empleada doméstica, ganaba poco, pero Dios honró mi fidelidad”, explica. Empezó a guardar dinero para realizar el sueño: “Fueron nueve años de sacrificios, sudor y trabajo, y recibí esta gran victoria, tengo un hogar ahora”, se emociona. “¡Alabo al Señor por esta bendición! ¡Después de que consagré el pedido de mi casa propia, Dios actuó de una manera maravillosa!”, testifica la jubilada, destacando aún la fidelidad incondicional del Señor. “Puedo dar testimonio de que Dios es fiel y siempre atenderá nuestras oraciones.”