“Nunca dejes de creer”
Oración Del Patrocinador- 42
COMPATILHE
EL CABELLO FE DE JULIANA
Sanada de cáncer por el poder del Señor, quiere que su testimonio sirva de estímulo a las mujeres para prevenir la enfermedad y no dudar nunca del poder de Dios
Carlos Fernandes
“¡Los rizos en mi cabello están de vuelta!” Es con esta expresión, tan simple como significativa, que Juliana Izoton, de 36 años, de Cariacica (ES), celebra haberse curado de un cáncer descubierto en mayo del año pasado. “No fue nada fácil, pero cuando miro hacia atrás y veo por lo que pasé, me siento orgullosa de mí misma”. El orgullo, en este caso, no es un sentimiento de autoestima o autosuficiencia, sino todo lo contrario: “Dios me llevó en su regazo”, se asegura de decir. Ahora que las 16 sesiones de quimioterapia, completadas en octubre, han quedado atrás, el cabello, tan importante para la autoestima femenina, está de regreso.
El descubrimiento de la enfermedad fue gracias a la costumbre de Juliana de hacerse exámenes con la frecuencia recomendada, incluyendo pruebas específicas para este tipo de cáncer, como mamografía y ultrasonido. “Hasta el resultado de la biopsia, esperaba que no fuera nada grave. Tras darse cuenta de que el nódulo encontrado era maligno, llegó esa desesperación. Lloré mucho, pero busqué la fuerza para seguir de pie y enfrentar lo que estaba por venir”. El apoyo de la familia —Juliana está casada con Valdo y madre de Ana Julia, de 17 años— fue fundamental durante el proceso. “Estaban un poco conmocionados, así que entendí que tenía que ser aún más fuerte para mostrarles a todos que nuestro Dios es un Dios de milagros”.
En cuanto a Igreja da Graça, a la que asiste desde hace 20 años, no fue diferente. “Las hermanas siempre me han dado mucha fuerza en la oración. Además, no dejé de acudir a las reuniones, ni siquiera después de la cirugía, que se realizó en enero de este año”. En su momento le extirparon la mama derecha, y ahora que otra prueba ha dado positivo por la presencia de un gen relacionado con el riesgo de cáncer en la mama izquierda, Juliana prefiere anticiparse. “Hagamos la mastectomía. El Señor, la otra vez, reveló el problema a tiempo para su tratamiento y sanidad. No quiero volver a pasar por todo esto”. Para otras mujeres, el mensaje es claro: “No tengas miedo de tocarte, de hacerte un autoexamen o de someterte a exámenes médicos periódicos”.
Los planes de Juliana, como dice el Señor en las Escrituras, son de vida, no de muerte. Ella revisó algunas prioridades en su vida, como la exagerada importancia de trabajar como tecnólogo en los procesos gerenciales. “Además”, añade, “aprendí a valorar más las pequeñas cosas, como abrir los ojos por la mañana y agradecer a Dios por un día más de vida”. El desempeño en la obra de Dios también se mantiene firme. Juliana dirige el ministerio de matrimonios de la Iglesia de la Gracia en el barrio Campo Grande, en Cariacica, y quiere intensificar aún más su entrega al Señor y al servicio de sus hermanos y hermanas. “Quiero decir ‘aquí estoy’ para lo que el Señor quiera”. En este contexto, Juliana comparte con entusiasmo su testimonio: “Quisiera que Dios me usara para que, con mi historia, la gente nunca dude de su amor”.