América / Brasil
Oración del patrocinador – 13
¡SEA APROBADO!
En el desierto, el ataque sufrido por Jesús vino directamente del propio jefe del Infierno. Sin embargo, el Señor nos mostró cuál debe ser nuestra respuesta ante situaciones similares para que salgamos vencedores. Pero, mire: no hay posibilidad de que seamos tentados como Él lo fue, porque nuestras tentaciones son humanas.
1. CONDUCIDO POR EL ESPÍRITU SANTO: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo (Mateo 4:1). Cristo no buscó estar en esa situación, pero fue llevado a tal. Ciertamente, después de enseñarnos a mantenernos firmes en la fe, Él nos llevará a enfrentar dificultades. Siendo un Maestro por excelencia, Jesús quiere darnos la máxima recompensa por no caer en las palabras del maligno.
2. JESÚS SINTIÓ HAMBRE: Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre (versículo 2). Este hecho muestra que Él no vino como Dios, sino como hombre, pero sin pecado. Su trayectoria no contaminada nos muestra que podemos vivir sin los errores comunes a las personas. Así dice la Biblia ¿Con qué limpiará el joven su camino? ¡Con guardar tu palabra! (Salmos 119:9).
3. LA PRIMERA TENTACIÓN: Se le acercó el tentador y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan (versículo 3). Después de ayunar durante 40 días y 40 noches, en consagración a Dios, Jesús recibió la “visita” del diablo. Para el Salvador, este era un período de preparación para el ministerio que llevaría a cabo en la tierra, la razón de su venida al mundo. Después de estar en la presencia del Padre con oraciones, alabanzas y comunión con Dios, Jesús fue tentado por Satanás que trató de sacarlo de su propósito, pero fracasó.
4. LA RESPUESTA PERFECTA: Él respondió y dijo: Escrito está: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (versículo 4). Jesús le dio a la Palabra de Dios el verdadero lugar en su vida, demostrando que tenía intimidad con ella, por lo que resistió a las ofertas del rey de las tinieblas.
5. EN EL PINÁCULO DEL TEMPLO: Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso sobre el pináculo del Templo (versículo 5). No sabemos cómo se llevó a cabo este transporte, si fue solo en el alma, cuerpo o en espíritu. La verdad es que el Maestro estuvo en el pináculo del templo. No importa a dónde vaya bajo la tentación; esté siempre conectado con el Señor por las Escrituras sin desviarse de Él por un segundo.
6. EL DIABLO CITA LA PALABRA: Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, pues escrito está: “A sus ángeles mandará acerca de ti”, y “En sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.” (versículo 6). El diablo no es omnisciente y no comprende las Escrituras, solo la conoce. La cita sin comprender lo que revela el Altísimo, porque no tiene la unción para comprender tales misterios. Por lo tanto, recuerde siempre las instrucciones dadas por Dios en Su Palabra.
7. LA PALABRA CORRECTA: Jesús le dijo: Escrito está también: “No tentarás al Señor tu Dios.” (Versículo 7). Satanás trató de confundir a Jesús citando literalmente el versículo 12 del Salmo 91, pero no tuvo éxito. El enemigo olvidó, o no sabía, que ninguna declaración de Dios choca con otra, sino la completa. Si Cristo no hubiera sido instruido en la Palabra, podría haber dudado y tomado la decisión equivocada, tentando al Padre, algo similar podría suceder con los salvos. Sin embargo, si el hijo de Dios está arraigado en las Escrituras, nunca tropezará.
8. EN UN MONTE MUY ALTO: Otra vez lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, (versículo 8). Nuevamente, no es posible decir si tal traslado fue físico, porque no hay un monte de donde sea posible contemplar todos los reinos del mundo y su gloria. Como sabemos, la Tierra es redonda y nadie verá nunca su extensión completa. La tentación debe haber sido la más grande que Jesús haya experimentado; sin embargo, basándose en la Palabra, percibió el truco del diablo y no discutió con el mentiroso. Ahora bien, ¿cómo podría el maligno dar algo del cual no le corresponde? Él había engañado a Adán y por lo tanto se apoderó del mundo. Pero hoy, eso es cosa del pasado. Cristo lo despojó del poder que le había robado al hombre.
9. LA PROPUESTA PETULANTE: Y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adoras (versículo 9). Desafortunadamente, por mucho menos, algunas de las personas salvas se alejan de Dios y emprenden el camino hacia la perdición eterna, aceptando la propuesta del diablo. ¿Cómo puede un enviado del diablo dar lo que no tiene? Jesús lo definió como un mentiroso y el padre de la mentira. El que teme las Escrituras debe mantenerse alejado de sus ofrendas: Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, pues es mentiroso y padre de mentira (Juan 8:44).
10. LA RESPUESTA FINAL: Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás.” (versículo 10). Esta fue la tercera gran tentación de Cristo, pero Él fue categórico, ordenando a Satanás que se retirara y diciendo que tenemos un solo Dios. Que quede claro: siempre seremos ayudados en las tentaciones: No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla (1 Corintios 10:13). Por tanto, solo Cristo experimentó la tentación espiritual.
11. LA GRAN RECOMPENSA: El diablo entonces lo dejó, y vinieron ángeles y lo servían (versículo 11). El diablo tuvo que dejar a Jesús tan pronto como se le ordenó. Entonces los ángeles de Dios vinieron y sirvieron al Hijo de Dios. Cuando usted pase por las pruebas y sea aprobado, el enemigo se irá y el poder divino será más firme a su alrededor. Por lo tanto, su ministerio crecerá según lo planeado en el cielo. Cuando Jacob rompió los lazos con su suegro, pero los dos se perdonaron, vinieron los ángeles de Dios: Dijo Jacob cuando los vio: “Campamento de Dios es éste”, y llamó a aquel lugar Mahanaim (Génesis 32:2).