La suerte de creer
El poder de la esposa que ora
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«¡SE ACABÓ EL SUFRIMIENTO, PUES JESÚS ME SANÓ!»
El ama de casa Luciana Rocha sentía dolores severos que la limitaban, pero todo cambió después de participar de una reunión con el Dr. Soares en Belo Horizonte
Viviane Castanheira
En 2017, Luciana Rocha Carvalho Dutra, 48 años, empezó a sentir un fuerte dolor en la columna. El problema apareció cuando ella realizaba una limpieza –la actividad doméstica que más afecta la zona lumbar, porque exige un intenso esfuerzo físico. En ese momento, Luciana notó que algo no andaba bien, pues le faltaban fuerzas para realizar tareas simples. “Mi esposo me tenía que servir el desayuno y, a veces, llevármelo a la cama, porque yo no tenía ánimo siquiera para salir del cuarto”, recuerda.
A esa altura, el vigilante Marcos Antônio Dutra, 59, esposo de Luciana, comenzó a desdoblarse para asistir a la mujer y atender las tareas de la casa. “En los días más críticos, había que sostenerla por los brazos”, relata Marcos, que veía cómo el cuadro se agravaba día tras día.
El primer diagnóstico fue bursitis de cadera. “Comencé el tratamiento con medicación y fisioterapia, pero todo fue en vano.” Tiempo después, los exámenes apuntaron que era síndrome piriforme –una condición neuromuscular que afecta el nervio ciático y causa un dolor intenso en la cadera y en la región de las nalgas. “Sentía dolor en la espalda y en la cabeza y empecé a sufrir hasta un aumento en la presión arterial, porque el dolor era insoportable. Llegué a pasar 24 horas con compresas calientes para poder dormir”, recuerda Luciana, que dependía del auxilio del esposo hasta para bañarse. Con fe firme en la Palabra de Dios, la pareja nunca dejó de orar por la sanidad de Luciana, aun en los momentos más difíciles, como los períodos en los que ella estuvo internada para tratar las crisis por las que pasó. “Fui a varios médicos, gasté dinero en medicamentos caros, pero sólo sentía un alivio momentáneo. Más de una vez, llegué a llorar del dolor porque creía que ya no iba a poder aguantar más”, se lamenta Luciana, que además tuvo que usar un bastón.
Aunque la situación de Luciana era difícil y limitante, decidió no dejar de servir a Dios en la alabanza de la Iglesia Internacional de la Gracia y de Dios (IIGD) en Itapecerica, interior del Estado de Minas Gerais, Brasil. “La hermana es levita, y fuimos testigo de todo su sufrimiento: las dificultades que tenía para subir al altar y también para cantar. Subía con un bastón y alguien le servía de apoyo. Yo siempre le recordaba que creyera en la Palabra de Dios, porque, un día, sería sanada, para honor y gloria del Señor”, recuerda el Pr. Marcos de Oliveira.
Acción divina
Después de años de sufrimiento, Luciana vio cómo la situación cambió durante la reunión del Dr. Soares, realizada en Belo Horizonte, el día 19 de noviembre de 2023. La pareja se enteró del propósito en la Iglesia que siempre frecuenta. Aunque Marcos no podía participar a causa del trabajo, sintió el deseo de pagarle el pasaje a la capital del Estado a su esposa. Y, a pesar del dolor, Luciana decidió afrontar el viaje de más de dos horas y no se arrepintió. “Le dije a Dios: Señor, no vine aquí en vano, vine a buscar mi milagro”.
Al presenciar los numerosos milagros, Luciana preguntó en oración: “¿Señor, y yo?” Y entonces, como si la hubiese oído, el Dr. Soares declaró que la bendición era para todos. “Aquellas palabras me entraron como una flecha al corazón. ¡Entonces, me levanté y fui a buscar mi bendición! Jesús hizo el milagro en mi vida”, se emociona. “Antes me era imposible estar de pie por más de cinco minutos, y, ¡ahora, estoy de pie! Después de esa sanidad milagrosa, todo cambió. Me levanto temprano y hago mis cosas. ¡Se acabó el sufrimiento, pues Jesús me sanó!”, se alegra.