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PEQUEÑO GRAN MILAGRO
Melinda fue sanada de una enfermedad grave en el pulmón por el poder de la oración de sus padres
Viviane Castanheira
Los primeros meses de vida de un bebé deberían ser siempre llenos de alegría y de amor. Sin embargo, no siempre es así. Algunas familias son sorprendidas con la noticia de una enfermedad y comienzan a convivir con la tristeza, el miedo y la incertidumbre sobre el porvenir. Fue exactamente lo que vivieron Érika Raune Ferreira Ximenes, de 24 años, y su esposo, Adevane Bandeira Rodrigues, de 42 años.
La hija de la pareja, Melinda Ximenes Bandeira, tuvo serios problemas respiratorios y fue diagnosticada con bronquiolitis –una infección pulmonar causada por virus. El caso se agravó, y la recién nacida debió ser hospitalizada a los 25 días de vida. “Mi bebita, tan pequeñita, tuvo de pasar por algo tan terrible”, se lamenta Érika.
Después de cinco días de tratamiento, la niña fue dada de alta. Sin embargo, meses después, tuvo algunas recaídas y debió ser internada dos veces más. “La última, a los seis meses, fue la más grave. Estuvo conectada al oxígeno de alto flujo, y requirió los cuidados de una unidad de terapia intensiva”, recuerda la mamá de la niña. Érika vivió momentos angustiantes cuando descubrió que, en Sinop, interior del Estado de Mato Grosso, Brasil, donde la familia vive, no había vacantes en la unidad de terapia intensiva pediátrica. Melinda debió ser transferida a la capital del Estado, en Campo Grande, donde recibió tratamiento por diez días.
Vuelta a casa
De vuelta a Sinop, Érika y Adevane se sintieron aliviados de tener a su hija en casa, pero sabían que aún había un largo camino por recorrer. El caso de Melinda debía ser estudiado. El neumólogo les informó a los padres de la niña que el cuadro había evolucionado a una bronquiolitis obliterante –enfermedad pulmonar crónica, rara, causada por lesiones en el tracto respiratorio. Esta dolencia, si no era tratada de forma adecuada, podía dejarle secuelas graves a Melinda e, incluso, llevarla a muerte. La noticia estremeció a toda la familia. “Se trataba de una enfermedad que podía limitar mucho la vida de mi hija. Cada vez que se engripara, se le iría formando una cicatriz en los pulmones. Y a medida que el tiempo fuera pasando, necesitaría la ayuda de aparatos para respirar. Podía, incluso, evolucionar a una fibrosis pulmonar y entonces tendría que hacer fisioterapia respiratoria para siempre”, relata Adevane.
Esta familia cristiana encontró refugio en la fe. “Fueron dos días difíciles. Seguía conmocionada, pero, en la Iglesia, se me acercó una colaboradora que declaró: ‘Créelo: la médica va a cambiar el diagnóstico’. Al oír esas palabras, empecé a declarar que Jesús ya había sanado a mi bebé”, recuerda Érika, que frecuenta junto a la familia la IIGD de Sinop hace nueve años.
“No aceptamos la enfermedad porque el Dios a quien servimos es Aquél que sana”, se emociona Adevane, que se apropió del milagro en una reunión de oración. “Nuestro pastor clamó por la sanidad divina, y nosotros subimos al altar para apropiarnos del milagro de nuestra hija”, cuenta el papá.
El milagro
Desde ese día, Melinda empezó a presentar mejoras significativas, y nunca más debió ser internada. “Vamos a todos los cultos. Melinda juega y convive con la gente sin dificultades. Incluso cuando tiene gripe, reacciona bien”, se alegra Adevane.
A esa altura, la pareja ya estaba celebrando la conquista sin saber que lo mejor aún estaba por venir. “La médica se sorprendió por las mejoras en el cuadro de la bebé y cambió el diagnóstico a asma. Para honor y gloria del Señor, Melinda está sanada de la bronquiolitis obliterante”, celebra Adevane.
Feliz, la pareja agradece a Dios por el milagro y a los hermanos de fe por el amparo. “El apoyo y las oraciones de los pastores y otros miembros fueron fundamentales para fortalecernos. ¡Somos gratos a Dios por esta familia que tenemos en Cristo Jesús!”, resalta Adevane. “Fue maravilloso haber sido cuidados en un momento tan doloroso. Nuestra fe fue fortalecida, y salimos victoriosos”, concluye Érika.