Ifithikar Masih, paquistaní, vive en la ciudad de Lahore con su hijo, Faddah. Cuando el joven se enfermó, sin síntomas aparentes, el padre se preocupó. “Lo llevé a los médicos, pero no se encontraron problemas físicos”, cuenta. “Dijeron que estaba bien, pero lo dejaron en el hospital para que lo monitorearan”. Sin embargo, su condición empeoraba día a día. Sin saber qué más hacer, Ifithikar se desesperó. “Fue cuando un amigo me habló del Dr. Soares”, recuerda. Ifithikar envió una petición de oración a través de las redes sociales e hizo un voto con Dios: “Le dije al Señor que si sanaba a mi hijo, lo seguiría con todo mi corazón”. El joven fue dado de alta y desde entonces se encuentra en perfecto estado de salud. “Estoy muy agradecido por lo que Dios ha hecho en nuestras vidas”, se regocija el padre. “¡Jesús es maravilloso!”
PAKISTÁN
Puertas abiertas
A través del ministerio de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios, el Evangelio de Cristo ha llegado a Pakistán, donde prevalece la religión islámica. Habart Gill, un residente de Karachi, la ciudad más poblada del país, fue alcanzado mediante la difusión del mensaje de la cruz. “Siempre trabajé como marinero comercial, pero me despidieron. Desempleado, mi vida financiera comenzó a hundirse. Y lo peor: estaba a punto de casarme con mi prometida, Ruth”.
Conmocionado, Habart se desahogó con un amigo en Facebook y terminó descubriendo la página del Dr. Soares, donde pudo ver historias inspiradoras. “Envié una petición de oración por un puesto de trabajo. Unos días después, un hombre me ofreció una oportunidad en su barco y acepté”.
Además de regresar al mercado laboral, Habart se sorprendió en poco tiempo: “Me pagó por adelantado y pude pagar los gastos de la fiesta de bodas. Aún queda dinero para otros compromisos”.