La Iglesia de la Gracia llega a Rumanía
Oración del Patrocinador – 29
BEBÍA DESDE QUE ERA PEQUEÑO
Antônio Gonçalves encontró la liberación en Jesús
Viviane Castanheira
“Nací en una finca donde se fabricaba aguardiente. De modo que comencé a beber de niño y nunca paré”. Así comenzó la historia de Antônio Gonçalves dos Santos y su familia. En la edad adulta, el alcoholismo se lo llevó casi todo del asistente de producción de 59 años.
En la adolescencia, el problema con esta sustancia se agravó. Además, era un frecuentador asiduo de bares y burdeles de la ciudad. En esa época, conoció a Maria do Carmo Dias Santos y le pidió que se casara con él. “Mis padres estaban en contra de nuestra unión y dijeron que sufriría. Sin embargo, no quise escuchar y me casé”, dice Maria, quien vio cumplidas las predicciones de sus padres. La pareja se fue a otra ciudad para intentar una vida mejor. “Bebía mucho y no se detenía en ningún trabajo. Por eso, tuvimos que volver a nuestra ciudad”, recuerda la asistente de servicios generales, ahora de 52 años.
El escenario solo empeoraba. Con cuatro años de relación, Maria do Carmo quedó embarazada y temió por ella y por su hijo Jacinto que llevaba en el vientre. “Tenía miedo de quedar embarazada, ya que dependíamos de la ayuda de otros”, enfatiza Maria.
Ante el sufrimiento y la pobreza que enfrenta la familia, el hermano de Antônio, Alcides Gonçalves, quien es cristiano, decidió llevarlo a donde vivía. “Él siempre estaba tirado en las calles y yo, ya no aguantando esa situación, sabía que solo Jesús podía ayudarlo”, dice Alcides. Tan pronto como llegaron a su destino, Antônio fue a visitar una iglesia evangélica. “Fui tocado por Dios. Hace 20 años que no pongo una gota de alcohol en la boca”, celebra el asistente de producción.
Maria do Carmo no quiso acompañar a su esposo y la familia estuvo separada durante cuatro años. “Preferí volver a casa de mis padres. No podía arriesgarme de nuevo. Ahora había un niño involucrado. Pero, Dios restauró nuestro matrimonio”, se regocija Maria. La pareja cumplió 30 años juntos en 2021. Las bendiciones en la casa de Antônio, Maria do Carmo y Jacinto son muchas. “Dios me dio un terreno para construir mi casita. Hoy soy próspero. Me inscribí como patrocinador. Mi hijo ganó una beca y está estudiando derecho. Incluso ya compró su propio apartamento. A través de este ministerio, innumerables almas son arrebatadas de las manos del enemigo, tal como me pasó a mí”, concluye Antônio, quien asiste con su esposa a la Iglesia de la Gracia desde hace 15 años.