Doble honor
Fe en acción
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¡CUANDO EL SEÑOR NOS VE, OCURRE ALGO BUENO!
La Iglesia necesita estar consciente de un hecho que sucedió en los días bíblicos y que todavía ocurre hoy: cuando Jesús ve a las personas en sus quehaceres, actúa. Ha sido así desde la visión del bautismo en el Espíritu Santo, descendiendo sobre el Hijo de Dios y dándole poder para hacer las mismas obras que el Padre, hasta la visión de aquellos que trabajaron para ganarse la vida pero que harían Su obra con amor, buena voluntad y fe.
VIO AL ESPÍRITU SANTO LLEGAR SOBRE ÉL: Y Jesús, después que fue bautizado, subió enseguida del agua, y en ese momento los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y se posaba sobre él (Mateo 3:16). Podemos tener esta vivencia, que también cambiará nuestras vidas. Prepárese para las experiencias con el Señor, todo de acuerdo con Su Palabra, porque Él nos ama tal como amó a Jesús (Juan 16:27). El descenso del Espíritu Santo sobre un hombre salvo es la cobertura para que realice maravillas.
DOS HERMANOS TRABAJANDO: Pasando Jesús junto al Mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, que echaban la red en el mar, porque eran pescadores (Mateo 4:18). ¿Dónde estaba cuando Dios le llamó? Pedro y Andrés luchaban por satisfacer sus necesidades, y Él los vio y los llamó a unirse a Su Reino. A usted le pasó lo mismo, ¿no? ¡Crea! De esa manera, obtendrá lo que necesita y ganará sus batallas. Pescaban para sobrevivir, pero empezaron a buscar personas para que fueran salvas.
OTROS DOS HERMANOS: Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan, en la barca con Zebedeo, su padre, que remendaban sus redes; y los llamó (Mateo 4:21). Las redes de los hijos de Zebedeo se habían roto y las estaban arreglando. Jesús les dio herramientas nuevas y poderosas para capturar todos los tipos de almas perdidas y hacerlas nuevas criaturas.
LA SUEGRA DE PEDRO: Fue Jesús a casa de Pedro y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre (Mateo 8: 14). La suegra de Pedro estaba ardiendo en fiebre, pero nadie habló de eso, ni siquiera el mismo apóstol. Al verla, el Maestro la sanó. Hay varios tipos de suegras de diferentes “Pedros” que son vistas y restauradas por Cristo, si está en la presencia de Dios. ¡Entre donde están abandonadas a su propio sufrimiento y deje que el Señor le use para sanarlas!
UNA MAMÁ DESESPERADA: Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: No llores (Lucas 7:13). La muerte robó prematuramente al único heredero de esa dama. Sin embargo, Jesús la vio y, movido por una profunda compasión, la consoló resucitando a su hijo. De la misma manera, Él ve a mamás, padres y hermanos llorando por alguien de su familia que ha muerto en pecado y los salva a todos. Debe aprender cómo lo hace Cristo y reproducir tal comportamiento. Después de todo, somos amados por el Padre como Él. ¡Deje que Él le use!
UN PUBLICANO EN EL TRABAJO: Saliendo Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo que estaba sentado en el banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Él se levantó y lo siguió (Mateo 9:9). Mateo trabajaba para el opresivo Imperio Romano. Cobraba impuestos a sus compatriotas, financiando la perversidad de ese imperio. Sin embargo, este hombre tenía otros pensamientos, ya que amaba a Dios y, por lo tanto, fue visto por el Nazareno. Cuando fue llamado, no tardó en seguir a Cristo. Al contrario, inmediatamente se despidió de su jefe y se fue a servir al único Señor. ¡Sin duda, nunca se arrepintió de haberse entregado al Salvador!
UN HOMBRE SOBRE EL ÁRBOL: Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba lo vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa (Lucas 19: 5). Los hermanos israelitas lo despreciaban porque lo veían como alguien sin calificación. Su trabajo como recaudador de impuestos le valió apodos. No obstante, su corazón rogaba por ser liberado. Todo lo que quería era ver al Hijo de Dios. Como era de baja estatura, se subió a un árbol, y Jesús, que es omnisciente, lo vio entre las ramas y le ordenó que bajara rápidamente, ya que había decidido hospedarse en su casa. Lleno de alegría, Zaqueo asistió al Maestro y fue salvo.
EL HOMBRE SIN ENGAÑO: Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: ¡Aquí está un verdadero israelita en quien no hay engaño! (Juan 1:47). Cada persona tiene una personalidad y la de Natanael era no aceptar a nadie sin estar seguro de que era buena. Guiado por Felipe al Maestro, se convenció de que Jesús era Dios, porque escuchó Su oración privada. Abra su corazón al Señor y verá que Él es quien responde a nuestras peticiones. Dios quiere que tenga experiencias transformadoras. Con ellas, ayudará a cambiar vidas. Es cuestión de creer; así, verá la gloria de Dios (Juan 11:40). Su felicidad y satisfacción dependen solo de usted. Su respuesta es…
LOS CIEGOS DE NACIMIENTO: Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento (Juan 9: 1). Todos nacemos ciegos a la Verdad. Sin embargo, cuando Jesús pasa por nosotros, nos ve y hace lo necesario para que seamos perfecto. Él quiere revolucionar su vida. ¿Acepta?
DESCONSOLADA POR LA MUERTE: Jesús entonces, al verla llorando y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió (Juan 11:33). Él se conmueve por tu sufrimiento y quiere traerle de la muerte a la vida. Sin embargo, sin fe, nunca Le agradará. Esta fuerza más poderosa del mundo proviene de escuchar y escuchar la Palabra (Romanos 10:17). Mantenga la Palabra en su corazón y será bendecido. ¡Empiece ahora! ¿Dejará pasar la oportunidad de recomenzar con Cristo? Él le dará el poder. ¡Créalo!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares