“Nunca más me sentí triste”
La dádiva de adquirir una casa
COMPARTA
DIOS DE LOS MILAGROS
Después de pasar 43 días en la UCI a causa del covid-19, Estefânia celebra su recuperación
Viviane Castanheira
La vendedora, Estefânia Fernandes dos Santos, de 39 años, y su familia vivieron momentos de angustia en mayo de 2021. Fue diagnosticada con el nuevo coronavirus y estuvo hospitalizada durante 54 días, de los cuales 43 en la Unidad de Cuidados Intensivos, desahuciada por la Medicina.
Los primeros síntomas, aunque leves, llevaron a Estefânia a buscar ayuda. Examinada, se le indicó que se cuidara en casa. Sin embargo, en lugar de mejorar, empeoró y tuvo que ser hospitalizada con una saturación pulmonar del 55%. “No pude conseguir el balón de oxígeno; incluso me pusieron la máscara primero, pero no ayudó”, dice ella. Estefânia dejó claro que no quería ser hospitalizada.
En casa, Júlio Fernandes, el esposo de Estefânia, tuvo que lidiar con problemas que solo aumentaron su angustia. Mientras que ella, desconociendo la gravedad de su caso, insistía en que su esposo fuera a buscarla, los profesionales de la salud esperaban la autorización para entubarla. “Fue una desesperación, porque ella rechazó la idea de someterse al procedimiento”, relata Júlio. “No sabía qué hacer. Permanecíamos en casa a la espera de una llamada del hospital con el informe médico”, recuerda el esposo.
La noticia fue descorazonadora. Estefânia tenía comprometido el 80% de su pulmón, estaba afectada por una infección bacteriana y no reaccionaba al tratamiento. “Usaba varios medicamentos, incluso para mantener el corazón latiendo, y la alimentaban con un tubo de noradrenalina”, dice el empresario Almir dos Santos Silva, hermano de la paciente.
Estefânia se sometió a una traqueotomía, un procedimiento quirúrgico que facilita la entrada de aire a los pulmones. “Fue otra lucha, pero decidimos mantener la fe”, dice Almir. Ante esto, invitó al pastor de la IIGD de su ciudad, a orar a través de video llamadas. Confiado, Almir envió un frasco de aceite consagrado al centro de salud y su hermana fue ungida.
La hija de Estefânia, Jussara Kemmylly Fernandes dos Santos, estaba programada para casarse y pospuso la ceremonia debido a la enfermedad de su mamá. “Viví uno de los momentos más delicados. Es mi mejor amiga”, confiesa Jussara, que escuchó palabras desalentadoras. No obstante, entregó sus preocupaciones al Señor. “Ponemos a Dios primero. Él está por encima de nuestra angustia. Esperar el tiempo del Señor es difícil. Quería que fuera sanada al instante, pero no fue así”, recuerda.
La hospitalización de Estefânia siguió siendo complicada. “Algunos días, estábamos contentos con los resultados de los análisis. Pero en otros, las noticias eran malas y teníamos que confiar en Dios”. Sin perder la esperanza, la familia y los integrantes de la IIGD iniciaron un propósito de oración a favor de Estefânia. “El séptimo domingo dimos gloria a Dios por la restauración de mi mamá”, se emociona Jussara.
Las oraciones fueron respondidas y, aunque débil e incapaz de caminar, Estefânia fue dada de alta. En casa, empezó a ver el programa del Dr. Soares. “Ni siquiera tuve fuerzas para levantarme, pero, escuchando la Palabra, comencé a dar La vuelta de la victoria. A los 12 días, para la gloria del Señor, volví a caminar”, se regocija la vendedora, la cual le inscribió su esposo como patrocinadora. “Dios me tocó el corazón para continuar con el patrocinio”, revela. Estefanía atribuye su restauración a Jesús. “El enemigo quería llevarme, pero no pudo. Lo que el Creador hizo por mí en ese hospital fue un milagro. Para los médicos, no había modo; para los conocidos, tampoco. Sin embargo, siempre creí que saldría de allí. El Señor es maravilloso. Le agradezco sobremanera”, enfatiza Estefânia, que tuvo la alegría de ver casarse a su hija. “Pensé que no participaría en ese momento tan especial, pero pude estar con ella, y fue todo muy bonito”, concluye la vendedora.