“Nunca más voy a embriagarme de nuevo”
Ucrania clama por la paz
COMPARTILHE
DE PIE CON EL SEÑOR
Lucas Alvino se recuperó de un agresivo cáncer gracias a la fe que aprendió a ejercer
Carlos Fernandes
El cáncer es una enfermedad dolorosa y estigmatizada. Cuando surge en la adolescencia, lidiar con tal enfermedad puede ser aún más complicado. Esto es lo que le pasó al peluquero Lucas Alvino Cruz, quien descubrió que tenía un sarcoma óseo en 2016, a los 16 años. “La noticia no solo me sacudió a mí, sino también a mi familia. Después de todo, tenía toda la vida por delante”, recuerda. En aquella época, no era cristiano, aunque ocasionalmente asistía a las reuniones de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios.
El diagnóstico fue el comienzo de un sufrimiento que se prolongó hasta 2020. Durante el tratamiento, el joven pesaba menos de 40 kg, casi la mitad de lo que se espera de alguien que etá en pleno crecimiento. Lucas se sometió a 32 sesiones de quimioterapia. Aun así, el tumor alcanzó la tibia, uno de los principales huesos de los miembros inferiores. Luego vino la necesidad de amputar la pierna. “Sin embargo, a lo largo del proceso, mi fe se fortaleció. Hubo muchas luchas, pero en medio de ellas, abrí mi mente y mi corazón a Jesús”, dice.
Bautizado en la Iglesia de la Gracia, Lucas experimentó los efectos de una confianza inquebrantable en el Creador. En 2020, los médicos decidieron colocarle una prótesis interna, reemplazando el hueso lesionado, salvándole la pierna.
El joven está seguro de haber experimentado un milagro: “Aprendí a determinar la sanidad”. Toda esa situación acercó a su familia a conocer más a Jesús. Actualmente, trabaja como colaborador en la IIGD en São Joaquim do Monte (PE) y lleva una vida normal. Así, se mantiene firme en el camino que ha elegido recorrer, con su fe. “Hoy soy otra persona. Dios me cambió por completo”.