Pablito – La fórmula de la oración
África
“¡Solo llámeme!”
La prioridad en la búsqueda del Reino ha añadido bendiciones a Joab
Carlos Fernandes
Mucha gente se resiste al Evangelio y a la Iglesia por su apego a los bienes materiales. La práctica bíblica de ofrecer y entregar el diezmo en la casa del Señor, si no se entiende correctamente, puede llevar a los errores que cometió Joab Claudiano da Silva, de 47 años. Recuerda que, antes de conocer a Jesús, bebía y fumaba: “Gasté una fortuna en estos hábitos”. Cuando llegó a la Iglesia de la Gracia en 2011, inició su proceso de liberación. “Escuché la prédica y la Palabra floreció en mi corazón. Después de cinco años en la Iglesia, dejé todo lo que desagrada al Señor”, dice.
En ese momento, Joab trabajaba como vigilante y, al principio, no vio la necesidad de contribuir económicamente a la cosecha del Maestro. Sin embargo, aprendió que cada vez que sembraba en la obra, prosperaba aún más. Con el tiempo, dejó su trabajo y comenzó a administrar sus propios activos, que consisten en propiedades alquiladas. “Mi esposa, Maria Antônia, trabajó en un banco durante muchos años y, después, fue despedida, recibiendo una buena indemnización”, revela. “Dios nos orientó a invertir en el futuro, y así es como construimos, en lugar de gastar en tonterías”.
La familia posee actualmente dos propiedades con 11 apartamentos de alquiler. Pero cuando comenzó la nueva pandemia de coronavirus, solo tres permanecían ocupados. La solución fue bajar el precio del arrendamiento, pero Joab no estaba satisfecho. “Le pregunté a Dios qué estaría mal conmigo”. Una mañana, Joab decidió renovar la acera y pintar las paredes de los edificios, como un nuevo comienzo. “Ese día, cuando fui al servicio, tuve ganas de ofrecer cada primer alquiler”, explica.
Con el consentimiento de su esposa, que es colaboradora en la IIGD, Joab pidió la bendición del pastor y dio el paso de fe. “Confiamos en ese propósito”. Poco después, la situación cambió. “Nos sentimos honrados de tal manera que sólo un piso quedó desocupado”. Desde entonces, los primeros frutos, el primer mes de cada alquiler, se han ofrecido en la Iglesia de la Gracia. Feliz, Joab no mira hacia atrás en los tiempos de la incredulidad. Hoy, trabaja de forma voluntaria para la Iglesia. “Estoy disponible para los ministerios”. Además, gestiona una página de Facebook titulada Miembros de la Gracia de Dios, con más de cinco mil seguidores, donde se dan a conocer servicios, mensajes, eventos, servicio y comunión entre los hermanos. “¡Cuando sea necesario, llámeme!”, bromea.