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PUEDO CREER EN EL MAÑANA
Después de los peores momentos de la pandemia, es hora de retomar la esperanza, los sueños y los proyectos de fe
Carlos Fernandes
“Creo que todo pasará y, pronto, volveremos a la normalidad”. Con esta declaración, el empresario Francitonio Limeira, de 55 años, ve el futuro. A medida que avanza el proceso de vacunación contra el covid-19 en todo el territorio brasileño y la economía nacional comienza a dar señales de recuperación, cada vez más personas retoman sus planes de futuro y la expectativa de mejores días. En el caso de Francitonio, este sentimiento no es ilusorio, de quien ignora la dura realidad por la que atraviesa el mundo desde hace año y medio, desde que estalló la nueva pandemia de coronavirus como flagelo global. Al contrario –Francitonio mantiene los pies en el suelo y la mirada en lo Alto: “Sigo tomando todos los cuidados sanitarios, pero trabajando y tratando de vivir como sea posible, sin dejar de tener fe, congregarme y buscar por mejores días”.
La actitud confiada del empresario no es un fenómeno aislado. Como Francitonio, millones de brasileños entienden que lo peor ya pasó y es necesario mantener la vida, la fe y las actividades que realizaban antes de la pandemia. Trabajando en el sector de la representación comercial en el área de la construcción y la agricultura, tuvo que reinventarse, como lo hicieron varios profesionales durante este período. “Al comienzo de la primera cuarentena, no fue fácil, pero decidimos permanecer en la fe y seguir trabajando en una oficina en casa. Con la respuesta del mercado, las ventas incluso se duplicaron. Por eso reforzamos la estructura de trabajo a distancia para atender la demanda”.
En su caso, la lucha contra la pandemia requirió mucho trabajo, pero también mucha fe. “Duplicamos nuestras oraciones, ayunos y participación en todas las reuniones remotas y presenciales de la Iglesia Internacional de la Gracia, de donde soy miembro”. Francitonio también destaca el papel de la congregación: “El apoyo de los pastores, colaboradores y miembros de la comunidad renueva nuestro ánimo para superar nuestra vida diaria. Esperamos, para los próximos meses y años, una economía fortalecida con oportunidades y empresas que se recuperan cada vez más”.
La confianza en tiempos mejores también mueve a la militar de 32 años Taiane Vargas Lima Velasque. Miembro de la IIGD, encontró en el Señor y en Su Palabra el apoyo necesario para los períodos más duros de restricciones provocados por la crisis de salud. “Dios, seguro, ha sido el combustible para que continúe en el camino, a pesar de los obstáculos del escenario actual: al fin y al cabo, basta con encender el televisor o acceder a una red social para ver las consecuencias de la pandemia: ansiedad, crisis de pánico, depresión, seres queridos y personas cercanas falleciendo, puestos de trabajo perdidos. Puedo decir que solo cuando miro a Dios encuentro la paz y la certeza de que Él tiene el control de todo”.
Colaboradora junto a su esposo, Mateus, en la IIGD, Taiane dice que sintió pena por el cierre de los templos en la primera fase de la pandemia. “Era necesario adaptarse a la vida y los servicios que se realizaban a través de Internet, orar y leer más la Biblia en casa, para mantener la comunión y buscar la fuerza espiritual”, dice. El distanciamiento social fue otra dificultad: Taiane tuvo que restringir las visitas a su familia, que viven en el interior de la ciudad donde vive. “Practicar la fe y buscar la fuerza en Dios fueron cruciales para soportar la nostalgia e interceder por todos”, recuerda. Incluso en medio de la adversidad, la militar logró cerrar un negocio y tener la casa de sus sueños. “Hoy, me doy cuenta de que esta situación ha demostrado que, independientemente de la creencia, la etnia o la clase social, todos estamos expuestos al riesgo de un virus, y depende de cada uno elegir cómo encararlo: dejándose dominar por el miedo o avanzando con prudencia, fe y confianza en que tenemos un Dios vivo y Él nos honra”.
ESPERANZA Y ESPIRITUALIDAD
Leer la Palabra de Dios y recibir la esperanza que produce es la manera de proceder con la cabeza en alto, sabiendo que el Altísimo tiene el control de todo. Como explica la pastora Yara Oliveira, de la Iglesia de la Gracia en Rio de Janeiro, la Biblia aporta certezas a períodos de inestabilidad. “Aquí está la lección más importante que podemos aprender de todo esto: la Palabra se cumple en el momento determinado por el Creador, y los justos deben aprender a vivir por fe; de lo contrario, no tendrá fuerzas para continuar”. Actualmente, en el cargo de gerente general de la TV – Produtora Nova Imagem, vinculada a la Iglesia de la Gracia, Yara ha sido testigo de innumerables testimonios de personas que no solo relatan la sanidad del covid-19 por acción divina, sino también la restauración de la vida personal y financiera. “Así como Dios le dijo a su siervo Josué que no temiera, el mandato divino para nosotros hoy es que prosigamos en la dirección de la Palabra”.
Así dice un tradicional himno cristiano: Porque él [Cristo] vive / no temo el mañana. Miembro del equipo de apoyo de la Iglesia de la Gracia, el jubilado José Roberto Medeiros da Costa agradece a Dios que nadie de su familia se haya visto afectado por la enfermedad, principalmente porque, a principios de este año, la Amazonía fue considerada el epicentro de las contaminaciones por nuevas cepas del virus SARS-Cov-2. “Paso mis días en la iglesia, sirviendo a la gente y, gracias a Dios, no sufrí nada”, se alegra. Con sencillez y confianza en el Señor, resume su fórmula para este momento: “Si pensamos en lo peor, esto sucederá; así que tenemos que pensar en lo bueno. Dios es mayor para ayudarnos y fortalecernos”, dice. Recordando el texto bíblico de Romanos 8:37, Roberto enfatiza que las luchas vendrán, “pero, con Cristo, somos más que vencedores”, concluye.
En opinión de la psicóloga Dalva Maria de Melo, la pandemia trajo una serie de elementos capaces de afectar a todos. “El aislamiento, así como el distanciamiento social, han provocado tristeza, aburrimiento, soledad, ansiedad, sentimientos de impotencia y depresión en muchas personas”, destaca. Ella dice que lo importante es que todos evalúen su propia vida. “La reflexión sobre cómo estábamos viviendo nos hará comprender qué necesitamos mejorar y cómo superar este difícil momento”.
La esperanza y la espiritualidad, para la psicóloga Dalva, son fundamentales. “La esperanza es el motor que nos capacita a no rendirnos ante los obstáculos diarios. En estos tiempos, este sentimiento nos lleva a creer que podemos encontrar caminos alternativos al desempleo, superando el duelo, manteniendo la cordura. Así, seguimos soñando y buscamos hacer realidad estos sueños”. Dalva enfatiza que la espiritualidad, a su vez, le da significado y propósito a la vida, aliviando el dolor físico y emocional. “Varios estudios científicos muestran la innegable importancia de la espiritualidad para los seres humanos”. Evangélico, el psicoterapeuta enfatiza que el bienestar emocional pasa por la fe. “Ella fomenta las relaciones constructivas, ya que ayudan a lidiar con la realidad. Además, reduce la ansiedad, promueve la esperanza y aumenta la sensación de control sobre las situaciones, entre otros efectos beneficiosos”.
“TODO VA A PASAR”
¿Qué pasa con aquellos que no están seguros de este reinicio? “Necesitamos entender que es necesario empezar de nuevo. Si no lo hacemos, pagaremos un alto precio por la inercia”, afirma el pastor Daniel Bahiano, de la IIGD. “Debemos disciplinar la mente, el cuerpo y el espíritu para un reinicio victorioso”. En este sentido, el pastor cita el texto de Lamentaciones de Jeremías 3:21 –Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza (NVI)– y recomienda eliminar los pensamientos negativos. “En algunos casos, no seguir las noticias sensacionalistas es fundamental”, aconseja.
Daniel comprende que para algunos, volver a empezar no es una tarea fácil. “Sin embargo, la Palabra de Dios indica que incluso aquellos que están cansados y débiles deben intentarlo de nuevo, hasta que puedan recuperarse”. Sobre todo porque la pandemia trajo nuevas situaciones, como el encierro, la cuarentena, el aislamiento y el distanciamiento social. “Podemos agregar distancia espiritual”. Según el pastor, esta separación genera inseguridad, problemas emocionales y decisiones equivocadas. “La solución a todo esto es acercarse al altar del Señor. El pueblo de Dios necesita reunirse otra vez”.
La expectativa de lo que convencionalmente se llama “nuevo normal” después de la pandemia es vista con reservas por el profesor Erick de Carvalho Albuquerque, de 48 años. “No podemos pensar que lo normal hoy en día sea vivir aislado y con máscara”, comenta. “Sigue siendo un momento complicado e inestable para todos. Por lo tanto, es importante analizar los eventos desde una perspectiva bíblica. Hubo momentos como este para hombres y mujeres que creyeron en Dios y que sirvieron para fortalecer su fe”.
Casado y con tres hijos, conoció el trabajo del Dr. Soares en la televisión hace 15 años. Desde entonces, se ha congregado en la Iglesia de la Gracia. Erick informa que perdió amigos y compañeros de trabajo a causa del covid-19. “Es muy triste saber que alguien, en un día, está sano, comparte sus planes y sueños y, de repente, es atacado por el virus, hospitalizado e intubado. Poco después llega la noticia de su muerte”, reflexiona el profesor. Coordinador pedagógico de una escuela primaria y docente de una institución de educación superior en el curso de Pedagogía, trabaja en una zona muy afectada por la pandemia. “Tuvimos que buscar nuevas formas de continuar el trabajo. Creo que muchos profesionales de la educación, estudiantes y familias quieren volver a las clases, pero esto debe hacerse de forma segura para todos”.
Sabiendo que la recuperación del aprendizaje será lenta y gradual, el profesor Erick tiene esperanzas. “Nadie esperaba este escenario. La inseguridad y el miedo son normales, porque las noticias solo informaron el aumento de casos cada día y la muerte súbita de personas. Cuando no era cristiano, siempre me enfrentaba a fracasos en varias áreas, porque eran mis luchas, no las de Dios, es decir, mi campo de acción en estas batallas era el natural”.
Ahora, con Cristo, Erick sabe que la perspectiva es espiritual. “Hoy, entendemos más que nunca la importancia de estar juntos. No fuimos creados para el aislamiento; somos sociales, necesitamos vivir en sociedad”. Aun así, el profesor cree que la Iglesia supo dar una buena respuesta a la emergencia, utilizando modernas herramientas digitales para llegar a las personas. Este fue el caso de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios, que aumentó su presencia en la televisión y en las redes sociales e incluso creó, al inicio de la pandemia, un nuevo programa, S.O.S. de la Fe, cuyo enfoque ha sido brindar asistencia espiritual a las personas afectadas y los testimonios de la acción del Señor en la vida de los enfermos y sus familias. “En este formato, la Iglesia pudo, a través de la Palabra y el Espíritu Santo, rescatar vidas, reconstruir hogares y fortalecer la fe de las personas”. En cuanto al futuro, Erick está seguro: “Todo pasará, y saldremos de este momento más fuertes y más preparados”.