La Iglesia de la Gracia llega a Rumanía
Oración del Patrocinador – 29
BENDICIÓN EN DOSIS DOBLE
Los pastores Alessandro y Merijane, ex adictos, hoy sirven a Cristo juntos en la IIGD
Carlos Fernandes
Si no es fácil vivir con un drogadicto en casa, ¿qué decir con dos? ¿Y, principalmente, cuando la pareja misma enfrenta a esta pesadilla –él, en drogas ilegales, y ella, en alcohol?–. Esta delicada experiencia marcó la historia de Alessandro de Melo Lima y Merijane de Paiva Melo. Hoy pastores auxiliares en la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios (IIGD), dejaron atrás más de dos décadas de compulsión para construir una nueva trayectoria con Cristo.
Unida en la casa de Dios, con cinco hijos que están en el camino del Señor, esta familia es el resultado de un milagro que comenzó hace unos diez años. La transformación empezó cuando Alessandro, entonces de 37 años, entró a una iglesia por primera vez. “Mi vida estaba destruida. Fueron más de 20 años consumiendo crack, cocaína, marihuana…”, recuerda. En esta trayectoria conflictiva, Alessandro se involucró con el crimen y fue arrestado. “Gracias a Dios nunca fui condenado y nunca maté a nadie”. Sin embargo, su experiencia fue similar a la de tantos jóvenes que siguen este mal camino, ya sea por voluntad propia o por malas influencias. “En mi caso, fueron ambos. Robé cosas de casa para sustentar mis adicciones y me consideraban el terror del vecindario”.
Todo empezó a cambiar cuando Alessandro, después de consumir crack, estaba sentado en la calle y se le acercó una joven. “Ella dijo que Jesús me amaba”, cuenta. Así que sucedió algo diferente en la cabeza y el alma de Alessandro. “En aquel momento, el efecto de la droga desapareció. Me puse a llorar y corrí a casa”. Su mamá, tristemente acostumbrada al estado de su hijo, se sorprendió cuando el joven le dijo que cambiaría de vida. Sólo no sabía cómo. Después de todo, había intentado varias veces parar tal práctica. “Estuve ‘limpio’ durante cuatro meses, pero era solo volver a mis antiguos amigos y a los lugares a los que solía ir para empezar de nuevo”.
No obstante, esta vez, el camino sería diferente. Al día siguiente, un amigo que también había sido adicto le hizo a Alessandro una invitación especial. “Me pidió que fuera a una iglesia cerca del centro de la ciudad, diciendo que me sentiría bien allí”. Y realmente se sintió bien. “En la entrada, me llamó la atención el cartel que decía ‘Iglesia Internacional de la Gracia de Dios’. Cuando entré, sentí algo maravilloso que nunca había experimentado. Fue una alegría, una buena sensación. En mi corazón, entendí que debería quedarme allí.”
Las cosas viejas pasaron
Así empezó un proceso de transformación. “No sabía nada, nunca había leído la Biblia ni escuchado un mensaje”, explica Alessandro. “Pero estaba dispuesto a cambiar”. Esta toma de decisión, es fundamental para quien quiere liberarse, fue el primer paso que dio. Aconsejado por los pastores, comenzó a adoptar algunas resoluciones. Una era restaurar el matrimonio. “Mi esposa no soportaba vivir conmigo y había regresado a la casa de su mamá. ¡Imagínese, un drogadicto y una alcohólica bajo un mismo techo! “Solo que, durante su proceso de liberación, Alessandro oraba por Merijane. Los dos volvieron a aproximarse y él la llevó a la Iglesia.
“Al principio, ella pensaba que yo era el único que necesitaba al Señor, pero terminó siendo tocada por el Espíritu Santo”. Merijane abandonó la bebida y está dedicada a su familia y al ministerio que recibió del Señor. La pareja sirve a Cristo no solo en la Iglesia, sino también dando charlas y trabajando con los reclusos de instituciones de recuperación de adicciones, a quienes su testimonio les sirve de aliento. El pastor Alessandro dedica parte de su trabajo a ayudar a los jóvenes compulsivos. “El primer paso es querer liberarse; y el segundo, conocer al Señor Jesús y su Palabra”, enseña, con la legitimidad de quien logró dejar atrás la pesadilla gracias a un milagro.