La Iglesia de la Gracia llega a Rumanía
Oración del Patrocinador – 29
CON CRISTO, LA DIGNIDAD FUE RESTAURADA
Después de 20 años en pecado, Ana Júlia hoy es ministra del Evangelio
Carlos Fernandes
Fue bajo la influencia de amigos y familiares que Ana Júlia Gomes de Melo, hoy pastora en la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios, conoció el submundo de la oscuridad. Y casi muere en él. Experimentó una sucesión de abismos: prostitución, dependencia química, involucramiento con espíritus malignos y una enorme angustia. “A los 14 años, asistía a otra religión. Después comencé a hacer rituales contrarios a la Palabra de Dios”.
Ana Júlia rápidamente se involucró en las drogas. “Usaba marihuana y cocaína, además de bebidas alcohólicas. Me volví violenta y, en tales condiciones, desaparecía tres días fuera de casa”. Aunque tenía una hija pequeña y vivía con su mamá, Ana Júlia pasó días desaparecida e incluso durmió en clubes nocturnos, con solo 20 años. Una trayectoria promiscua vino como resultado de estas decisiones. “Llegué inclusive a prostituirme”, admite.
Ana abandonó la escuela y vivía sin perspectivas. Su mamá, Maria Eloá, actualmente fallecida, era miembro de la Iglesia de la Gracia e intercedía por ella, pero la joven se burlaba de los testimonios de las personas. “Ni siquiera quería oír hablar de la iglesia”, recuerda. La situación solo comenzó a cambiar cuando la hija de Ana Júlia, ya mayor, conoció a un joven que se había apartado de los caminos de Jesús. “Aun alejado, quería llevarla a la iglesia”.
Poco sabía Ana Júlia que este era el comienzo del cumplimiento de los planes de Dios en su propia historia. Ella también terminó yendo a la iglesia. Al principio todo fue difícil. “Participé en propósitos de oración y liberación, pero sufrí por las manifestaciones de los espíritus malignos”, dice. No obstante, desde que comenzó a asistir a la casa del Señor, nunca más regresó a las viejas prácticas. Como las tinieblas no resisten la luz de Cristo, su camino fue transformado por el poder de Dios y Su Palabra: “Necesité pasar 21 años en una vida desordenada para conocer la Verdad”.
En la Iglesia de la Gracia, a la que llegó en 2004, Ana Júlia fue nombrada como colaboradora y, dos años después, ministra. En 2010, en reconocimiento a su buen testimonio y excelentes servicios prestados a la congregación, fue consagrada pastora. Ahora tiene un ministerio fructífero que incluye liderazgo de intercesión y participación en el ministerio de Mujeres Que Vencen. “Hago todo para la gloria de Dios”, resume.