La Iglesia de la Gracia llega a Rumanía
Oración del Patrocinador – 29
REINVENTÁNDOSE CADA DÍA
La IIGD invierte en comunión, herramientas digitales e inclusión para crecer en Argentina
Carlos Fernandes
Algunas imágenes de este informe fueron tomadas antes de la nueva pandemia de coronavirus.
A pesar de su proximidad geográfica y similitudes en términos de latinidad, Argentina es una nación muy diferente a Brasil. Esto ocurre no solo histórica y culturalmente, sino también en el ámbito religioso. El mayor socio comercial de nuestro país en América del Sur tiene un perfil más secularizado, donde el catolicismo, la creencia dominante, a menudo se cuestiona. En tal contexto, es común que las personas busquen alternativas espirituales que les ofrezcan mejores respuestas a las preguntas de la vida y les brinden consuelo en tiempos difíciles. La nueva pandemia de coronavirus expone su cara más aguda en esta región. Solo en Argentina, el 52% de la población se considera pobre, muy pobre o indigente. Es un gran cambio en el país que, alrededor de la década de 1950, era considerado uno de los cuatro más prósperos del mundo.
Con el objetivo de servir al pueblo argentino, llevando el mensaje del Evangelio que salva, sana y libera, la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios inició sus actividades en el país en enero de 2009. En un principio, se instaló en bases improvisadas –las reuniones se llevaron a cabo en una sala alquilada y en las instalaciones de un hotel en Buenos Aires–. Sin embargo, el ministerio creció y se multiplicó. La IIGD tiene siete templos en el país y diez iglesias virtuales, con reuniones semanales a través de Internet. “Somos cerca de mil fieles”, señala el pastor Anselmo Batistella, responsable de la Iglesia de la Gracia en Argentina. “Aquí, simplemente orar y predicar no funciona”, continúa Batistella. “Es una población que necesita atención. El argentino siente una intensa necesidad de hablar de sus problemas y buscar orientación”. Esta particularidad exige de los pastores, colaboradores y miembros una gran disposición para ir donde está la gente.
En tal realidad, es necesario utilizar todas las herramientas disponibles, incluidos los medios sociales y la tecnología. La audiencia del programa Show de la Fe, por ejemplo, llega a cerca de 300.000 hogares, emitido por algunos de los canales de televisión abierta más importantes. Las redes sociales también constituyen un inmenso púlpito al alcance de las personas. “Son reuniones por Zoom, a través de WhatsApp, intercambio de contenidos a través de SMS, cursos bíblicos en línea y atención pastoral individualizada a través de la aplicación Smart Pastor”, explica el líder. Implementado en la fase más aguda de la pandemia, el sistema proporciona a las partes interesadas una reunión virtual, donde cada pastor es responsable de un grupo de personas.
“Cuando un pastor muestra la voluntad de ayudar a alguien a superar sus problemas y está listo para enseñar, la gente a menudo siente sed de aprender”, continúa el pastor Anselmo Batistella. “Este ha sido nuestro esfuerzo, porque a medida que aumenta el número de seguidores, crece la necesidad de más colaboradores para satisfacer esta demanda”. Este énfasis relacional de la IIGD en Argentina se volvió fundamental en el primer semestre del año pasado, cuando se tomaron duras medidas para contener el avance del covid-19. Fueron meses con templos cerrados. “Hoy, estamos autorizados a realizar reuniones, siempre y cuando los miembros, colaboradores y pastores usen máscaras. Pasamos por un período difícil, entre abril y julio de este año, cuando nuevamente hubo prohibiciones severas. Pero, ahora la gente está volviendo a la rutina de reuniones”, explica el líder.
Oración y predicación
Batistella define el momento de la IIGD en el país como un sistema híbrido. “Tenemos la Iglesia en línea y presencial. Muchos usan ambos. Lo que se implementó para el trabajo virtual todavía está en pleno auge, y estamos mejorando y capacitando a los colaboradores para mejorar este sistema, ya que muchos comenzaron a congregarse a distancia o incluso debido a esta asistencia remota”. De hecho, la adaptación de la Iglesia a la nueva realidad ha sido notable. No obstante, el hombre no solo vivirá de pan, como dijo Jesús, es necesario recordar que la alimentación material es indispensable, especialmente en la delicada situación económica de Argentina. “La Iglesia de la Gracia trató de estar cerca de los miembros y ayudarlos. Había familias que tenían necesidades urgentes y distribuimos innumerables canastas de alimentos. En el país, hay movimientos sociales en los barrios más vulnerables, por eso nos hemos dedicado al apoyo emocional y espiritual”.
Para ello, Batistella cuenta con la ayuda de decenas de colaboradores, no solo argentinos y brasileños, sino también de otras nacionalidades latinoamericanas, como paraguayos, uruguayos y venezolanos. “Son 18 pastores, entre titulares y asistentes”, informa. Carlos Galli es uno de ellos. Argentino, pasó una temporada en Estados Unidos con su familia. Cuando regresó, convertido al Evangelio, su hijo estudió en la misma escuela que los hijos de Batistella y ambos se conocieron. “Un tiempo después, tuve ganas de asistir a una reunión en la Iglesia de la Gracia”, recuerda. A finales de 2015, Galli empezó a incorporarse a la IIGD y, dos años después, alcanzó el liderazgo. “El Pr. Batistella propuso que comenzara a servir al Señor en la congregación. Y, para la gloria de Dios, en noviembre de ese año, dejé la actividad secular que venía haciendo y dije: ¡Aquí estoy, Señor!”.
Actualmente, el pastor Carlos Galli realiza actividades ministeriales tres días a la semana, durante tres horas al día, para ayudar a las personas que se comunican mediante la aplicación Pastor Inteligente, otra herramienta virtual de la IIGD en Argentina. “Uso WhatsApp para compartir, a diario, con la comunidad de la Provincia de Tucumán y Mendoza, los mensajes del Dr. Soares y los encuentros de la Iglesia”, explica. Ante la reanudación de los servicios presenciales en Buenos Aires, el pastor también trabaja los domingos, en el templo de la capital. “Puedo afirmar que ser llamado por el Señor para servirle en esta Iglesia es un don de Dios, cuya dimensión, calidad y eficacia aumentan día a día”.
Recientemente, escenas como multitudes de activistas en las calles de Buenos Aires, pidiendo la despenalización del aborto, han llamado la atención del mundo. Argentina ha estado a la vanguardia de temas controvertidos y discusiones sobre la liberación del uso de algunos narcóticos y temas relacionados con el género y la sexualidad. Este avance del laicismo preocupa a líderes religiosos como Batistella: “Nuestro papel es orar y predicar la Palabra para liberar a las personas”. Entiende que, con menos del 10% de la población vinculada a las iglesias evangélicas, no fue posible frenar estas nuevas legislaciones, que considera absurdas. “La familia se ha visto muy afectada”, lamenta. “Los evangélicos se unieron para presionar a los legisladores así como a la Iglesia Católica, pero el Congreso terminó aprobando el matrimonio homosexual y el aborto”. Todo esto, concluye el pastor, nos lleva a reflexionar sobre la importancia de tener congresistas y representantes políticos comprometidos con lo creado por Dios. “Nuestro clamor es que el Señor abra los ojos de los que no entienden, para que no caigan en las trampas del diablo”. Si depende de la acción de la Iglesia de la Gracia en Argentina, este objetivo se logrará.