Pequeños corazones fértiles
Trabajo recompensado
NUEVA VIDA EN LA GRACIA DE DIOS
Antônio y Solange Malta fueron transformados por el Evangelio
Viviane Castanheira
La trayectoria del protésico Antônio Roberto Malta, de 57 años, y su esposa, Solange Marques de Sá Malta, de 56, cambió cuando aceptaron a Jesús en 2005.
Al comienzo de su viaje, descubrieron que la vida juntos no sería tan fácil. Como toda pareja, cada uno de los cónyuges llevó consigo sus historias, dolores, angustias y expectativas. Este doble equipaje debía ser alineado para la felicidad de ambos. Antônio era consciente de que le debía una relación sana. “Como tenía una personalidad muy fuerte, era probable que peleara por cualquier cosa”, dice. Ante esta situación, acordaron participar en un encuentro de parejas. El evento fue fructífero, pero no lo suficiente como para promover cambios en la mentalidad de Antônio, especialmente después de que su esposa y él enfrentaran dificultades financieras. “Me quedé sin trabajo y perdí todo lo que había construido hasta los 29 años. Mi vida estaba destrozada, y ese estrés se reflejaba en mi casa”, admite quien trabajaba en trabajos ocasionales para mantener sus ingresos.
Los conflictos eran constantes, pero Solange y su familia no se dieron por vencidos. Por el contrario, ella decidió trabajar para ayudar a su esposo a sostener la casa. “Lo que ganábamos era muy poco”, recuerda.
En el auge de la crisis, la pareja deseaba conocer más sobre Dios, y por eso estudiaron la Biblia con el apoyo de una religión. Pero las Sagradas Escrituras les abrieron los ojos, mostrándoles que las prácticas que les enseñaban no coincidían con las lecturas. “Era necesario hacer un cambio, porque en ese lugar no aprendíamos lo que nos enseña la Biblia”, confiesa Solange.
En esa época, un par de amigos los invitaron al servicio de inauguración de la Iglesia Internacional Gracia de Dios en Santo Antônio da Platina, Paraná, Brasil. En el evento, tuvieron un encuentro con el Creador. “Fue una bendición. Sentimos que estábamos en la casa del Padre”, enfatiza Solange.
“Juntos conocemos a Jesús. Llorando, me arrepentí de mis pecados. Realmente nos convertimos. Le prometí al Señor dejar de pelear y amar a mi esposa como Cristo amó a la Iglesia. Él me cambió”, declara Antônio.
Con la orientación adecuada, Antônio invirtió en el área de prótesis dental y prosperó. “Nuestra situación comenzó a mejorar. El Señor está con nosotros y nos ha fortalecido. Nos transformó”, garantiza Solange. “Busqué el Reino de los Cielos y Su justicia, y todas las cosas fueron añadidas. Hoy tengo un laboratorio de prótesis dental, una casa propia y gano bien. Damos diezmos y ofrendas y somos patrocinadores. Dios me dio todo”, explica Antônio.
La esposa testifica: “Era muy difícil tratar con Antônio, pero, gracias a Dios, él cambió. Ni siquiera se parece al peleador de antes”, concluye Solange junto a las hijas de la pareja, Ana Claudia, de 24 años, y Ana Carolina, de 23.