La familia en evidencia
Identidad celeste
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DIOS DE ALIANZAS
Después de ver el Show de la Fe, Neide Benevides hizo un voto con Dios y fue testigo de cómo su hija fue sanada
Viviane Castanheira
El día 29 de junio de 2004 marcó la trayectoria de Neide Benevides Da Silva, de 56 años. En esa fecha, en una mezcla de alegría, sorpresa y miedo, entró en una maternidad de Campo Grande, capital del estado brasileño de Mato Grosso do Sul, para dar a la luz a su hija menor. La pequeña Raphaella Victória Benevides Da Silva nació a los siete meses y medio con serios problemas de salud. La niña fue derivada inmediatamente a cuidados intensivos. “A los tres días de nacida, mi bebé tuvo un paro cardíaco, y parecía ser el fin”, cuenta Neide. La gestación no había sido programada: “Tenía una hija adolescente, por eso mi esposo y yo no esperábamos tener otro hijo. Sin embargo, estábamos muy felices por la llegada de la Raphaella.”
Mientras la niña recibía las debidas atenciones en Terapia Intensiva, Neide encendió la TV del hospital y sintonizó el Show de la Fe por primera vez: “Cuando el Dr. Soares oró por las personas internadas, empecé a tener fe. Esa palabra me renovó. A pesar de que no conocía a Jesús, pedí la sanidad de mi hija”.
Raphaella debió ser transferida a otra unidad de salud, donde permaneció tres meses. Los especialistas no les dieron muchas esperanzas a los padres de la niña: “Pasó tres semanas entubada. Todos los días, un médico diferente decía que mi hija no sobreviviría y, si fuera capaz de resistir, tendría muchas secuelas y quedaría en estado vegetativo. A pesar de todo, yo me mantenía firme en el texto que el Dr. Soares predicó la primera noche”, cuenta la mamá. Neide clamaba por la sanidad de la hija: “Oraba a mi modo, pues aún no conocía la Palabra ni me había convertido.” Confiaba que el Señor haría el milagro en la vida de Raphaella, y ello realmente aconteció. Después de 21 días en coma, la niña empezó a reaccionar. La familia todavía pasó por un susto más, porque le diagnosticaron neumonía, pero Neide se mantuvo firme e hizo un propósito con el Altísimo: “Hice un voto a Dios. Afirmé que, si Él sanaba a mi hija, ella sería criada en la Iglesia”.
Dios oyó el clamor de la mamá: la niña recibió el alta, y Neide cumplió su palabra. “La Iglesia fue el primer lugar donde la llevé. Allí, Se la presenté al Señor y Le entregué mi corazón a Jesús”.
Raphaella, que hoy tiene 18 años, es una bendición para su familia y para la IIGD en Aero Rancho, en Campo Grande, donde congrega con la mamá y su hermana Lidiane. “Para honor y gloria del Señor, ella no quedó con ninguna secuela. Mi hija habla, camina, participa de la obra, es maestra en la escuela y forma parte del ministerio de alabanza. ¡Nunca saldremos de la presencia del Señor!”, se compromete.