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MATERNIDAD REAL
La pastora Thais Benevente habla sobre la rutina con los hijos
Viviane Castanheira
La Biblia relata muchos casos de mujeres que sortearon obstáculos para mantener a la familia a los pies del Señor. Jocabed, mamá de Moisés, es un ejemplo. A pesar de no poder revelar su identidad, le enseñó el camino de la salvación al hijo, que se convirtió en un instrumento divino para la liberación de los hebreos. Ana, mamá de Samuel, era estéril. Sin embargo, Le pidió a Dios un heredero y lo entregó al Creador. Samuel se volvió un gran profeta de los israelitas. Hoy en día, al igual que en los tiempos bíblicos, ser mamá es una tarea ardua. Los desafíos son otros, pero siguen siendo complejos. La mujer cristiana contemporánea necesita conciliar el trabajo, la maternidad, el matrimonio y el ministerio.
Thais Benevente Da Silva, de 38 años, puede dar su testimonio. Graduada en Administración de Empresas, la pastora es líder del ministerio Mujeres que Vencen en el estado de São Paulo, administradora de las páginas del Dr. Soares en Facebook de India, Bastón y Nepal (lo que incluye Lives de oración en inglés), presentadora de los programas En el Espejo de la Fe, Mujeres que Vencen y SOS de la Fe, esposa del Pr. Carlos Roberto Da Silva, de la Iglesia de la Gracia en Jundiaí, y mamá de Teodora, de 10 años, y de Luis Augusto, de 7. En esta entrevista con La Certeza de la Victoria, Thais habla de los desafíos y alegrías de la maternidad.
LA CERTEZA DE LA VICTORIA – ¿Cómo conciliar la Thais pastora, líder de MQV y presentadora, con la mamá de Teodora y de Luis Augusto?
Pra. Thais Benevente – Siempre busco refugio en la Palabra para renovarme. Y, al igual que a todas las mujeres con doble y triple jornada en casa, en el trabajo y en la familia, Dios me fortalece. Creo que Él ungió las mujeres de esta generación para enfrentar los desafíos de hoy en día.
¿Cómo es tu rutina como mamá? ¿A qué cosas no renuncias hacer con tus hijos?
Mis mañanas y mis tardes son de ellos. Bien temprano, les doy el desayuno, y, después, nos dedicamos a los estudios, algo a lo que no renuncio. Me siento para estudiar con los dos, corrijo las tareas, les enseño y estudio con ellos para los exámenes. Soy exigente en este aspecto. Tenemos una rutina. Luego almorzamos y los llevo a la escuela. Cuando voy a buscarlos, al final la tarde, es más tranquilo. Participan de actividades deportivas y de los cultos por la noche con el padre en la IIGD en Jundiaí. Durante el fin de semana, me aseguro de que nos acompañen en las campañas. Les encanta.
¿Cuál es el mayor desafío en criar hijos hoy? ¿Cómo mantenerlos en el camino del Señor?
Creo que Dios capacitó y ungió a esta generación para los obstáculos que nos tocan. Nos enfrentamos a los desafíos de nuestra época, pero siempre fuimos atacados por las intenciones de Satanás. Criar a nuestros hijos siguiendo la Biblia trasciende el momento presente. El enemigo está actuando desde el pecado original. Por lo tanto, debemos orientar a nuestros hijos de acuerdo con las Escrituras, blindarlos y, al ver algún error, instruirlos.
¿Qué le dirías a una mujer que está en duda si debe o no ser mamá, teniendo en cuenta que estamos en un mundo cada vez más tenebroso?
El Señor afirmó que debemos multiplicar y llenar la Tierra y que nuestros hijos serán Su herencia. Quien no tiene hijos no tiene herencia. Sobre el miedo de criarlos en este mundo, Dios sabe exactamente como dotar a los jóvenes con las armas necesarias.
¿Cuál fue el momento más difícil en tu caminata como mamá?
No hubo una ocasión específica. Me enfrenté a algunos “leones” temibles, pero no lo veo como algo difícil, sino como un aprendizaje. Cuando los hijos se enferman y ocurren otras situaciones, todo ello es parte de la vida de una mamá.
¿Qué es ser mamá desde tu punto de vista? ¿Siempre fue tu deseo?
Veo la maternidad como una dádiva, un privilegio. Nunca soñé ser mamá, lo confieso. Creía que no tenía la capacidad de ser una buena mamá ni la paciencia necesaria para cuidar a los niños. Además de los miedos… Pero, cuando conocí verdaderamente el Evangelio, me liberé de todas esas amarras y creí en la Palabra. Si el Señor manda que la mujer tenga hijos, solo puede tratarse de una cosa buena, pues todo qué Él hace es bueno. ¡Y es muy bueno, verdaderamente!