Oración del Patrocinador – 47
Test – Agosto – 2023
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CON JESÚS, LAS CRISIS TERMINAN
Tras serios problemas económicos, la familia de Vanessa Goes de Alagoas obtuvo la victoria
Viviane Castanheira
La familia de la abogada Vanessa Goes, de 24 años, pasó por serios problemas económicos cuando ella era apenas una adolescente que se presentaba a los exámenes de ingreso a la facultad. “Mis padres habían perdido sus trabajos casi al mismo tiempo. Y, a partir de ese momento, empezamos a tener dificultades para pagar la renta y comprar comida”, recuerda Vanessa, cuya familia asistía a la Iglesia de la Gracia de Delmiro Gouveia, en el interior de Alagoas, Brasil. desde que ella era una niña. “Fui criada a los pies del Señor. Por eso, aunque estaba atravesando una adversidad, no dejé de confiar en en que Jesús tenía el control de todo y, un día, cambiaría nuestras vidas”, afirma.
Vanessa hizo el examen de ingreso y fue aprobada en la Facultad de Derecho con beca completa: “Dios me había dado una palabra en medio del desierto: La riqueza y la prosperidad estarán en tu casa”. Mientras esta promesa no se cumplía, la joven experimentó el cuidado del Señor. Con escasos recursos, la familia no podía pagar el transporte de la estudiante a la universidad. Sin embargo, esto no le impidió continuar con sus estudios. “Dios tocó el corazón de un dueño de una empresa de transporte para bendecirme, y durante cinco años me llevó sin cobrarme nada”.
Durante este período, Vanessa enfrentó numerosos desafíos: “La mayor parte del tiempo, apenas teníamos un poco de harina y caldo de frijoles, que mi madre preparaba para toda la semana. Yo lloraba escondida en el transporte yendo a la universidad, con hambre, oraba y Le pedía a Dios que cambiara nuestra vida”.
La situación empeoró cuando, por falta de pago, la familia fue desalojada de la residencia donde vivían: “Nos fuimos a vivir de favor a la casa de un familiar de mi cuñado. En esa época, en la Iglesia conseguíamos una canasta básica de alimentos. Mis padres hacían trabajos ocasionales, pero no eran suficientes. Fueron años viviendo en esta situación”. Además de enfrentar problemas financieros, estaban a punto de experimentar otro problema mayor. El patriarca fue diagnosticado con cáncer de pulmón terminal y falleció.
Después de la muerte de su padre, Vanessa volvió a quedarse sin hogar. “Me quedé sin casa, sin comida, sin dinero y sin mi padre. Llegamos al fondo del pozo”. Ante esta tragedia, se apoyaron en la fe. “No teníamos fuerzas para nada más. Sin embargo, el Señor nos tuvo en sus brazos”, se conmueve la joven, que oró pidiendo una casa cercana a la Iglesia. “Dios nos mostró una casita nueva y perfecta. La rentamos por fe, porque mi mamá acababa de iniciar el trámite de la pensión de mi padre y estaba esperando el resultado. El dueño de la propiedad nos permitió que viviéramos allí sin pagar, hasta que recibimos el beneficio”. A los tres meses le concedieron la pensión y, a pesar del dolor por la pérdida, la situación empezó a normalizarse: “A partir de ahí las cosas mejoraron, ya que recibimos dos pensiones, una para mi hermana menor y otra para mi mamá”. Con esa cantidad, la familia pudo vivir de manera digna. Vanessa llegó al final de la universidad, aprobó el examen del Colegio de Abogados de Brasil y consiguió un buen trabajo. “El Señor me abrió una puerta de empleo en el departamento jurídico de un juez, donde, gracias a Dios, estoy ganando muy bien. Compramos nuestro auto, que tanto soñábamos, hicimos un maravilloso viaje en familia a Aracaju y, a fines del año pasado, me casé con el hombre de mi vida”, se regocija la abogada. “Cuando pensábamos que no podíamos soportar la pérdida del mayor apoyo de nuestra familia, que era mi padre, Dios se mostró como un Padre presente y se encargó de todo por nosotros. Nos regaló una casa y un auto hermosos, y nuestra despensa siempre está llena”, señala Vanessa. “Estoy agradecida a Jesús por haberlo visto actuar de manera magnífica”, concluye.