Oración del Patrocinador – 53
¡Adora al único Dios!
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«CADA VIDA QUE VIENE A MÍ, SÉ QUE JESÚS ME LA DIO»
Jéssika Cardoso habla sobre los desafíos profesionales y cómo decidió seguir la carrera de psicóloga
Viviane Castanheira
Encontrar tu propósito de vida es la manera de darle sentido a todo lo que haces. Quien descubre su vocación tiene satisfacción personal y un sentimiento de deber cumplido ante Dios. Así se siente la psicóloga Jéssika Cardoso, de 29 años.
Su vocación profesional la descubrió cuando aún era una adolescente, más precisamente a los 15 años, cuando Jéssika comenzó a ayudar al pastor en el cuidado y acogida de las personas que llegaban a la Iglesia con el corazón atribulado. “Eso fue muy bueno para mí”, cuento, ya que pronto se dio cuenta de un regalo dado por Dios y tomó la decisión de estudiar.
Casada desde hace nueve años con el Pr. Elias Júnior Chaparro da Silva, Jéssika trabaja, junto a su esposo, en el cuidado de la salud mental de las personas y también como ministra de alabanza en el IIGD Jardim Maristela (barrio localizado en São Paulo).
En entrevista con el Boletín La Certeza de la Victoria, Jéssika habla sobre su carrera y el papel de la Psicología en su vida con Dios.
CERTEZA DE VICTORIA – ¿Por qué elegiste Psicología?
Jéssika Cardoso – Fui colaboradora en la IIGD Centro Oeste, en Campo Grande (capital de Mato Grosso do Sul – Brasil). En ese momento, ayudaba a mi pastor con los servicios religiosos. Recuerdo que tenía unos 15 años y ya atendía a unas seis personas al día. Les gustaba mucho hablar conmigo y a mí me gustaba escucharlos. Nació así el deseo de profundizar los estudios sobre el ser humano. Entonces, a los 18 años, comencé a estudiar Psicología.
Durante tu caminata como psicóloga, ¿hubo alguna experiencia con Dios que te haya marcado profundamente?
¡Por supuesto! Siempre digo que mi profesión es el propósito de Dios para mí. La experiencia que más me impactó fue en mi último año de universidad. En ese momento yo vivía en Campo Grande. Mi esposo es pastor en la Iglesia de la Gracia y fue transferido para hacer la obra en Bolivia. Por esa razón no iba a ser posible continuar mis estudios allí y acabaría perdiend los cuatro años que ya había estudiado. No entendía por qué, ya que, antes de entrar a la universidad, oré pidiéndole a Dios orientación para estudiar Psicología. Entonces, le dije al Señor que, si mi profesión era Su propósito, haría que los propósitos de la pareja se alinearan. Y así sucedió. Mi esposo se fue a Bolivia. Mientras él estuvo allí, yo seguí estudiando en Brasil, sin ninguna certeza. Hasta que Dios actuó: 28 días después de su viaje, fue trasladado a São Paulo. No hubo ninguna influencia humana, fue algo sobrenatural, sólo mi esposo y yo sabíamos de mi oración. Y así logré terminar mis estudios. Dios unió nuestros propósitos, porque sabemos que nada puede frustrar lo que de Él viene. Siempre digo que el Señor “movió cielo y tierra” para que yo pudiera graduarme.
¿Alguna vez has enfrentado prejuicios debido a tu fe?
Lo enfrenté en mi último año de estudios, aquí, en São Paulo. Cuando iba a la universidad con una camiseta que decía Jesús. Una profesora me dijo que no usara más ese tipo de ropa, sentí que me faltaba el respeto. Se trataba claramente de un prejuicio religioso. Pregunté por qué no podía usar la camiseta y por qué yo era la única a la que reprendían por lo que llevaba puesto y a otras personas no. No pudo responderme, simplemente permaneció en silencio.
¿Se puede ver la Psicología como una herramienta a utilizar en la Iglesia?
En el ámbito de la Iglesia, la Psicología puede contribuir a ayudar a las personas a conectarse y entenderse mejor, saber hablar y escuchar. En un mundo egoísta y superficial, encontrar a alguien que esté dispuesto a escucharte y ser empático es algo que rara vez se ve a tu alrededor. Es tan bueno cuando nos reciben en un lugar, o cuando esa hermana de la iglesia envía un mensaje preguntando si todo está bien. Todo esto es vinculación y es importante donde hay mucha gente. Esto crea sentimientos de pertenencia a ese lugar.
¿Cuál es la enfermedad emocional más común que ha afectado incluso a los cristianos? ¿Cómo lidiar con ella?
Desde mi experiencia clínica creo que la más recurrente es la ansiedad patológica. Patológica, porque la ansiedad es una emoción normal como todas las demás, la necesitamos para vivir y trabajar, sin ansiedad no podemos realizar algunas tareas. Sin embargo, en algunos casos, cuando comienza a actuar de forma exagerada y con periodos recurrentes, en lo que llamamos crisis de ansiedad, hablamos de una patología.
La Biblia nos cuestiona en Mateo 6:27:¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?Quienes tienen una ansiedad excesiva no tienen paz. Es como si siempre quisieras agregar algo a tu vida aunque sepas que es imposible. Una de las formas más efectivas de empezar a lidiar con la ansiedad es centrar tu atención en el momento presente y examinar tus pensamientos. Siempre me gusta decir que no tenemos control sobre nada, excepto nuestras elecciones. Saber lidiar con la ansiedad significa soltar ese control y vivir más el presente.
¿Cómo adorar a Dios con tu profesión?
Siendo obediente a mi llamado. Ser psicóloga es el llamado del Señor para mí. Sé que fue Jesús quien envió a cada persona que llega a mí, para que pueda cuidarla con mucho cariño y ayudarla con mis habilidades. Fue Él quien me hizo ser psicóloga, Él me hizo llegar hasta aquí. La ciencia es de Dios y yo sirvo a Su Reino.