Prosperidad
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PROSPERIDAD DESPUÉS DE LA CRISIS
En la IIGD, comerciantes, empresarios individuales y emprendedores encuentran apoyo profesional y apoyo espiritual para crecer
Después de un año difícil, millones de profesionales y trabajadores brasileños de todas las áreas miran hacia el futuro. Tras los peores momentos de la recesión económica provocada por el cierre de miles de fábricas, oficinas, establecimientos comerciales, restaurantes y empresas por la pandemia del nuevo coronavirus, ya hay quienes hacen planes e incluso experimentan la expansión de sus negocios. De norte a sur de Brasil, muchas personas se reinventaron en esta crisis. Quien no dio un giro en su carrera, partiendo hacia nuevas actividades, intenta incrementar lo que ya tiene para seguir adelante. Es la nueva economía –desafiante, pero prometedora.
En la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios, hay innumerables testimonios de personas que vencieron el miedo y expandieron empresas. Este es el caso del comerciante Josué Bastos. A finales de 2018, dejó su trabajo anterior para abrir su propio negocio. “Era gerente de ventas en una conocida tienda de piscinas aquí en la región”, dice. Como tantos brasileños, Josué siempre soñó con emprender, pero se topó con varias limitaciones. La fuerza necesaria para el cambio provino de la fe. Miembro de la IIGD, lanzó su proyecto en manos del Señor con el patrocinio y trabajó duro. El resultado fue la aparición de Orly Glass, una empresa que administra junto a su esposa y venden piscinas, spas y bañeras. “Recibimos la ayuda, en oración, del Pr. Daniel, nuestro ministro”. Ya hay dos tiendas y, de momento, todo va bien.
No es solo el apoyo espiritual que los emprendedores encuentran en la Iglesia de la Gracia, desde 2006 se realiza el Congreso Internacional de Grandes Negocios, dirigido a empresarios, comerciantes, autónomos y emprendedores individuales. “Reunimos alrededor de 400 personas en nuestras actividades”, destaca el Pr. Vanderlei Duarte. Además de los servicios orientados a la búsqueda de la prosperidad, el grupo promueve conferencias, seminarios y asesorías, en las que experimentados profesionales y voluntarios orientan a quienes quieren abrir su propio negocio o ampliar sus actividades comerciales. Contamos con asesoría legal, marketing digital, finanzas e incluso asesoramiento médico”, enumera Duarte. El congreso se realiza todos los lunes, y la demanda es tan grande que fue necesario proveer un espacio más adecuado, en un centro comercial.
La principal actividad es la predicación de la Palabra dirigida al público emprendedor. En cada ciclo se enseñan temas como superación, confianza, estrategia y excelencia, basados en la Biblia: “Ya hablamos de la trayectoria de Job y teníamos una serie titulada Del polvo al trono, sobre la reina Ester”. La iniciativa es multidisciplinar. “Además de apoyo e intercesión, seguimos al grupo en plataformas digitales, como WhatsApp y Telegram”, señala Vanderlei Duarte. Para él, el momento es más que favorable: “Muchas empresas quebraron. Gran número de emprendedores han tenido que cerrar sus puertas. Dios ha puesto en nuestro corazón el deseo de trabajar con estas personas”.
El abogado y colaborador Daniel Ighor Mota participa en las actividades del Congreso Internacional de Grandes Negocios. “He estado involucrado desde octubre de 2019”, dice. Catedrático de Derecho Procesal Civil, trabaja en las áreas civil, comercial y tributaria, y utiliza sus conocimientos como herramienta para ayudar a quienes buscan una orientación segura. Nuestro objetivo es acompañar y formar a los congresistas en el aspecto espiritual y en materia de información y técnicas para el desarrollo empresarial”. Según el abogado, las principales demandas son de quienes buscan abrir su propio negocio u organizar mejor los emprendimientos existentes. “Me doy cuenta de que una de las mayores dificultades es la falta de conocimiento y planificación, que son factores fundamentales para el crecimiento”, reflexiona. Daniel brinda asesoría legal enfocada en el área empresarial, como la necesidad de formalizar la empresa, las precauciones que se deben tomar al momento de formar una sociedad y sobre temas tributarios que no siempre son claros. “Son pautas generales y de carácter informativo, que permiten el crecimiento del emprendedor”, resume.
Dios en control
El año pasado, la interrupción, durante meses, de las actividades profesionales en la mayoría de las ciudades brasileñas fue un hecho inédito en la historia moderna de nuestro país. Los que no quebraron se enfrentaron a dificultades que solo podían superarse con trabajo intenso y fe. “Cuando todo cerró, no me entristecí. Sentí una paz indescriptible, porque sabía que Dios tenía el control”, dice la técnica en Depilación y Estética Capilar, Luzanira Moraes de Souza, de 48 años. Tiene un salón de belleza y trabaja como colaboradora en la IIGD. A pesar de su confianza en Dios, Luzanira admite que la crisis fue impactante: “Antes, tenía un buen ingreso promedio, pero, cerca del cierre, hubo una caída en el movimiento”.
Luzanira, una profesional reconocida, cerró las puertas en cumplimiento del decreto de las autoridades locales, pero sus clientes siguieron buscándola. “Incluso hubo quienes pagaron por adelantado por servicios que solo se podían hacer cuando todo se normalizara”, recuerda agradecida. Fiel en los diezmos y ofrendas, la empresaria también es patrocinadora de la obra del Maestro y cree que el Señor recompensa a quienes obedecen la Palabra.
Las bendiciones son muchas. Además de que sus hijas hicieran cursos en línea, para preprarse y trabajar con su mamá, ella readaptó su salón: “Incluso hice una renovación, buscando la adaptación al nuevo momento”. La trabajadora experimentó otro logro: se especializó en cabello rizado, creyendo que esto atraerá a más clientes. Ella nos cuenta el secreto del éxito: «Oraba con base en Romanos 4:17, dando vida a cosas que no son como si ya existieran». El crecimiento también define el momento profesional de la comerciante Cristinalva Santos Arruda. Durante 17 años trabajó vendiendo ropa informalmente y se sentía cansada. «Le dije a Dios que quería abrir mi propia tienda y estar más cómoda», revela. Llegó la crisis y todo cambió –en su caso, para mejor–. “Antes de la pandemia, abrí mi empresa, Cris Moda”, se enorgullece, que vio aumentar las ventas mientras no se detenía la rotación de mercancía. “El Señor es fiel a los que le son fieles”, enseña. «Dejo mi negocio en sus manos». Además de la tienda, Cristinalva adquirió dos terrenos y, hasta mediados de este año, se irá con su familia a su propia casa. “Ya no necesito correr detrás de los compradores, porque las bendiciones vienen detrás de mí”, bromea.