Misiones Mundiales – India
Pablito – ¡No tengas miedo!
EN LA DELANTERA
En todo Brasil, el ministerio MQV (Mujeres que vencen) establece una amplia estructura de apoyo espiritual
Para miles de mujeres en Brasil, orar es la mejor manera de enfrentar el nuevo coronavirus. Ante el empeoramiento de la crisis de salud pública, con la multiplicación de casos y el número de muertes en todo el país, estas guerreras del Señor han buscado ayuda espiritual. Le suplican a Cristo que consuele a los enlutados, a los desempleados y a las familias que enfrentan el desafío de vivir juntos y en armonía en tiempos difíciles. Organizadas alrededor del trabajo de Mujeres que Vencen (MQV), mantenido por la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios (IIGD), las siervas del Señor de diferentes grupos de edad, realidades sociales y niveles de educación unen sus voces ante el Altísimo.
Las diversas acciones se han denominado S.O.S. Oración, un movimiento nacional de intercesión en medio de la pandemia. “El Señor ha levantado a intercesores en todo el país”, define Christiane Postigo, coordinadora de MQV en Río de Janeiro, un grupo que reúne a unos 13 mil miembros. El texto bíblico de Miqueas 5:1 –Rodéate ahora de muros, hija de guerreros, pues nos han sitiado, es su lema. «Las veo como un escuadrón de Dios», compara Christiane. Para que la iniciativa tuviera éxito, el Estado de Río se dividió en diez regiones, la capital de Río tenía tres. Según la coordinadora, esto es esencial para que las solicitudes de oración sean respondidas adecuadamente. “Implementamos el grupo ¡Hola, Amiga! en WhatsApp, a través del cual las solicitudes llegan a las administradoras locales responsables de reenviarlas diariamente al S.O.S. oración de la región correspondiente. Hasta las 5 de la tarde, las regionales envían el material recolectado al grupo estatal”.
Grandiosidad es la mejor definición para este trabajo de emergencia creado por Mujeres que Vencen del norte y sur del país. «Nos movilizamos desde marzo», señala la directora estatal de MQV en Amazonas, Ívina Corrêa Salviano Lima. Allí, una de las unidades de la federación más afectadas por la enfermedad, cerca de 2.300 mujeres vinculadas al MQV han sido multiplicadoras de oraciones, consejería, comunión y ayuda material. «Las coordinadoras mantienen un contacto más cercano con las mujeres registradas por WhatsApp», continúa. A través de la herramienta digital, se llevan a cabo reuniones de oración e intercesiones colectivas sobre temas específicos, como el Día del Clamor. Es una movilización de fe que, antes, se realizaba personalmente en diferentes lugares, como órganos de gobierno y departamentos públicos. «Nos reuníamos para orar al Señor por bendiciones para las autoridades y los servidores públicos», dice Ívina. Con el aislamiento social, las concentraciones no son posibles, pero, para buscar a Dios, no es necesario estar juntos físicamente. “Realizamos el clamor en nuestros hogares, dos veces por semana. Son diez minutos de intensa oración”.
Ívina reconoce que muchas mujeres tienen dificultades para usar las redes sociales debido a la falta de conocimiento o de recursos, como equipos y acceso a internet. «Principalmente, las mayores, que forman parte del grupo de riesgo», destaca. Sin embargo, el S.O.S. Oración no abandona a nadie. Según la directora, ellas reciben llamadas convencionales a fin de que sean escuchadas. «Continuamos con nuestros propósitos semanales de intercesión, además de trabajar en las redes sociales».