Test – Enero – 2022
Cinturón negro en la fe
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EVANGELIO PARA TODOS
La IIGD practica la inclusión en Sudáfrica, una nación marcada por conflictos étnico-raciales
Carlos Fernandes
Anunciar el Evangelio que salva, sana y libera en una nación marcada por conflictos étnico-raciales, donde el 40% de la población sufre desempleo y las familias enfrentan dramas como la pobreza, la compulsión y la enfermedad. Este ha sido el desafío de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios (IIGD) en Sudáfrica, país donde la institución actúa desde 2010. Predicar al Cristo verdadero es la gran misión, además de brindar paz, esperanza y consuelo a los sudafricanos. Afortunadamente, el objetivo se ha logrado.
La denominación mantiene cuatro templos en el país, en Parow y Khayelitsha (Ciudad del Cabo), Durban y Kwamhlanga Mpumalanga. La diversidad de nombres, que mezclan el inglés –implementado por los colonos británicos en el siglo XIX– y las lenguas tradicionales muestra el universo plural en el que trabaja la Iglesia de la Gracia. “Aquí, hay varias etnias juntas: pueblos, costumbres y lenguas”, destaca el pastor Rodrigo Santos, responsable de la IIGD en el continente africano. “Todos en el mismo lugar; es una torre de babel”, compara.
Una particularidad es que existen congregaciones específicas para cada grupo étnico. “Son iglesias para blancos, iglesias para negros, para indios, etcétera”, dice el pastor. Esto es resultado de la dura realidad racial de Sudáfrica, donde, durante gran parte del siglo pasado, prevaleció el apartheid, el régimen segregacionista oficial. Como reflejo de este contexto, la pobreza es mayor entre el 80% de negros que componen la población. La lucha contra esta injusticia, encabezada por el famoso líder negro y luego presidente de la República, Nelson Mandela, duró hasta la década de 1990. “Estamos aquí para marcar la diferencia y ser una Iglesia para todos”, continúa Rodrigo. “Así que trabajamos de acuerdo con las Escrituras para ayudarlos a superar estas barreras. Hemos tenido éxito”, garantiza.
“ES HERMOSO VER ESTO”
En total, son unas 40 personas, entre pastores, colaboradores y voluntarios, integrando esta gran comisión. “Llevemos a cabo lo que Jesús nos enseñó: predicar el Evangelio a toda criatura, haciendo discípulos a todas las naciones”, enfatiza el dirigente. Al igual que en Brasil y en otros países donde la IIGD mantiene templos en funcionamiento, la congregación en Sudáfrica se dedica a muchas actividades espirituales, como evangelismo, visitas domiciliarias y propósitos de oración. En este entorno desafiante, la Iglesia enfoca sus esfuerzos en acciones sociales, con donaciones de alimentos y ropa a los más vulnerables socialmente.
La pandemia del nuevo coronavirus, que ha reconfigurado nuestra forma de vivir, también afectó a la Iglesia de la Gracia en el país, que incluso es señalada como una de las posibles cunas de la variante ómicron, actualmente en plena expansión por el globo. A pesar de los daños causados por el cierre de los templos, en respeto a las medidas sanitarias de la Organización Mundial de la Salud, hubo una acción más amplia de la IIGD en el país. “La pandemia nos obligó a aprender cosas nuevas, como trabajar virtualmente y enseñar a la gente a adaptarse a todo esto”, destaca el pastor. Además de las actividades transmitidas por Internet, la IIGD cuenta con una red de programas de televisión y radio. En la televisión, el contenido se transmite diariamente en Cape Town TV. “En Durban, llevamos a cabo un programa diario en una estación de radio y, en Facebook, transmitimos mensajes diarios, a veces, en idiomas locales, como afrikaans, zulú, xhosa, entre otros”.
El pastor Rodrigo es un evangelista transcultural experimentado. Nacido en 1977, veía los programas del Dr. Soares cuando era niño con su abuela. “Hace unos 30 años tuve mi encuentro con Cristo”, cuenta. “En los primeros años de conversión, ya sabía que un día me enviarían aquí, porque el Señor me estaba hablando de eso”. Pero antes, pasó dos años y medio en India, y en 2015 llegó a Sudáfrica para hacerse cargo de la Iglesia de la Gracia en la región. “Mi familia se ha sacrificado por este llamado, ¡y es hermoso verlo!”.
Todo vale la pena por los resultados de este trabajo. Recordando las palabras del apóstol Pablo, Rodrigo cree que es necesario hacer todo para ganar a las personas para Cristo: “Es necesario aprender a vestirse como ellos, consumir comida local y tratar de acercarse a la gente”. Según el pastor, los sudafricanos ven las cosas de manera diferente a los brasileños y la vida religiosa no es una excepción. “Por lo tanto, es necesario invertir dedicación y tiempo en esta misión”.
Recuerda un aspecto cultural ajeno a los occidentales: “En varios países africanos, está legalmente permitido que un hombre tenga más de una esposa. Esto inspira cuidado al transmitir el mensaje de la cruz sin dañar las tradiciones locales. Es un desafío”1). Al mismo tiempo, hay un enorme anhelo de Dios. “Cada semana vienen a mí personas hambrientas de la Buena Nueva del Evangelio. Muchos de ellos se quedan con nosotros. Es hermoso ver el actuar de la obra divina”.