La fe en números
Dios de los milagros
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“TENGO UNA PAZ QUE NUNCA ANTES HABÍA SENTIDO”
Viviane Castanheira
La temprana pérdida de sus padres desencadenó un estado depresivo en el peruano Aldo Vidal, de 54 años. Ante el vacío y la soledad, buscó refugio en las fiestas, en el alcohol y en las drogas. Sin embargo, la satisfacción fue momentánea. “Cuando el efecto pasaba, volvía la tristeza”.
En 2006, Aldo se casó con María Luisa Mendoza, pero no abandonó la bohemia. “No podía salir de ese ciclo de pecado”, dice él, quien casi arruina su matrimonio por esa conducta. Insatisfecha, María buscó ayuda en la sede de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios en Lima, la capital de Perú. Después de la consejería del pastor, invitó a su esposo a asistir a una de las reuniones. “Cuando Aldo llegó a la Iglesia, comentó que allí Dios lo transformaría”, dice María. Y así fue. Aldo dejó la dependencia química, recuperó su vida conyugal y consiguió un trabajo en la propia congregación. “Tengo paz y gozo; una paz que nunca antes había sentido”, concluye.