A los pies del Señor
“Tengo una paz que nunca antes había sentido”
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SANADA, LIBERADA Y FELIZ
Josefa da Silva encontró la transformación deseada en el Show de la Fe
Viviane Castanheira
A los 65 años, la jubilada Josefa da Silva mira hacia atrás y ve a otra persona, gracias a la intervención divina. Aprisionada por el enemigo debido a los pactos anti bíblico que había hecho, optó por romper con las enseñanzas de su familia. “Era muy joven cuando me escapé con el padre de mis hijos. Allí comenzó mi relación con otra religión”.
En el Salmo 42:7 está escrito que un abismo llama a otro, y Josefa experimentó esto. “Empecé a beber y a fumar y me convertí en una persona pendenciera”, dice, quien disfrutaba de sus salidas nocturnas. La nueva rutina provocó problemas de salud y trastornos psíquicos. Denilda da Silva Santos, de 41 años, hija de Josefa, relata que esa práctica religiosa casi enloquece a su mamá. “Ella estaba enferma. Fue ingresada dos veces en un hospital psiquiátrico. Perturbada, no podía hacerse amiga de nadie y siempre estaba irritada. La convivencia con ella fue sumamente difícil”, reconoce Denilda.
Luego de varios conflictos matrimoniales, Josefa se separó de su pareja con quien convivió durante 17 años. Desde entonces, se ha visto obligada a recrear una rutina junto a sus cinco hijos. “Fue una agonía criar a mis hijos sola, sin condiciones económicas y emocionales”, revela Josefa. Deseosa de llenar el vacío interior, creía que una nueva relación la completaría. Pero, los intentos fueron frustrados.
En 2009, Josefa fue golpeada en la cabeza por una tabla, causándole lesiones en el cuello y la columna cervical. Sometida a un collarín cervical, ante la imposibilidad de mantener recto el cuello sin ese objeto, la jubilada no podía trabajar y sentía fuertes dolores. “Fue doloroso”, recuerda. Ante esta situación angustiosa y limitante, Josefa buscó ortopedistas y tratamientos especializados. No obstante, no tuvo éxito. “Lloraba y gritaba de dolor. No podía dormir ni siquiera con medicamentos recetados; solo dormitaba”, confiesa. Después de despertarse de una de estas siestas, se encontró con el Show de la Fe. “Me enojé. No sabía cómo terminé en ese canal”, recuerda. “En ese momento, el Dr. Soares hablaba acerca de lo que me estaba pasando y dijo que Jesús podía sanarme. Me reí y pensé: si ni el médico ni la medicina me solucionan el problema, ¿lo solucionará la oración?”, recuerda. Al día siguiente, la jubilada vio el programa y, una vez más, fue sorprendida por la oración del Dr. Soares por quienes sentían dolor en el cuello y en la columna. Tras el clamor, se quedó dormida en el sofá y recién despertó al día siguiente, cosa que no sucedía. “Me desperté sin el collarín y sin el cabestrillo. Estas cosas son difíciles de salir solas. Fue un milagro. Inmediatamente, volteé mi cuello hacia los lados y me di cuenta de que me veía genial. Logré levantarme tranquila”, dice Josefa.
Animada por la recuperación, Josefa continuó siguiendo el programa y escuchó al Dr. Soares invitar a los que habían sido sanados a que fueran a la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios (IIGD) para testificar. Ella siguió la instrucción. “El pastor y los colaboradores fueron amables y me orientaron. Entré por la puerta del templo y nunca salí de la presencia del Señor”, dice la jubilada, que fue liberada y se convirtió en miembro de la IIGD en 2013. “Estoy agradecida por todo lo que el Creador hizo, hace y hará en mi vida. Amo a Jesús, al ministerio de la IIGD y al Dr. Soares”, comenta.
Josefa experimentó una transformación: “Mi mamá es una nueva criatura. Oré mucho por ella, y Dios completó la obra. Hoy, ella intercede por nosotros. Me alejé de Cristo y, por su intercesión, estoy de regreso en la casa del Padre”, enfatiza Denilda. El hijo de Josefa, Denisvaldo dos Santos, de 43 años, se une a su hermana: “Hubo un gran cambio, y estoy agradecido de verla sana y feliz”, garantiza.