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SUEÑO REALIZADO
Pareja brasileña bendecida con una casa en Portugal
Carlos Fernandes
Un viaje exitoso con Cristo por países diferentes de Brasil. Así se puede definir la trayectoria del matrimonio Diego y Bruna Duarte, miembros de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios en Portugal. En tierras lusitanas, el Señor ha concedido a la familia –que tiene dos hijos, Sarah y Daniel– el cumplimiento de sueños anhelados durante años. “Estamos agradecidos por nuestra Iglesia y estamos exactamente donde el Señor quiere que estemos”, dice la fotógrafa y escritora Bruna. Todo comenzó en 2010, en Contagem (MG), donde vivían los cónyuges. Vendieron una propiedad para adquirir un lote. “Vivíamos en el departamento de mi suegra”, recuerda la esposa.
La idea era construir una casa en su terreno, pero la historia dio otro giro cuando Bruna y su esposo tuvieron una experiencia con el Señor. “Ese fue el comienzo de un nuevo camino”, enfatiza. Bautizados en 2015 y con la mirada puesta en progresar, los jóvenes se fueron a estudiar a Estados Unidos. En esa nación, Diego, quien es ingeniero de soporte, comenzó a trabajar en una de las empresas de tecnología más grandes del mundo. “Nos quedamos en los Estados Unidos durante casi cuatro años, pero tuvimos que irnos porque nuestra visa expiró. No conocíamos la Iglesia de la Gracia en Brasil, pero escuchábamos al Dr. Soares en la radio mientras íbamos a trabajar.”
“Un milagro tras otro”
La mudanza a Portugal se dio enseguida. “Dios nos había dirigido a la Iglesia de la Gracia. Sin embargo, tuvimos dificultades para adaptarnos. Estábamos un buen tiempo sin congregar, solo viendo las reuniones en línea”, recuerda Bruna. Aun así, ambos dieron pasos de fe, y “Dios estaba preparando el terreno”, agrega. Todavía existía el viejo deseo de la casa propia. “Fue un milagro tras otro, para que pudiéramos disfrutar de esta dádiva”. La búsqueda de la propiedad comenzó en abril de 2020, al comienzo de la pandemia del nuevo coronavirus. El proyecto se llevó a cabo, y la construcción creció donde solo había maleza. A pesar de no tener aún la ciudadanía portuguesa definitiva, la familia logró obtener el 90% de la financiación. “Todo en esta casa pasó a base de oración, desde los cimientos hasta el sofá”, bromea. El lote antiguo, en Minas Gerais, fue vendido para cubrir el valor de las escrituras e impuestos, y la mudanza se realizó en junio de 2021.
Bruna y Diego son muy participativos en el templo de la IIGD en Lisboa. Ella trabaja en fotografía y en el área de medios digitales, y él en tecnología. “El año pasado, también hicimos un viaje misionero para nuestra Iglesia en Italia”, dice Bruna. Congregar es muy esencial en sus vidas, y su hogar es una extensión de la obra del Padre. “Nuestro objetivo siempre ha sido honrar al Señor con las bendiciones que Él nos otorga. Cuando vimos el proyecto de la cocina, nuestra primera idea fue crear un curso de tutoría para mujeres, que comienza en julio”, anuncia ella. Además, formarán un grupo de oración y estudios bíblicos. “Es solo el comienzo. Dios puede hacer mucho más. Estamos disponibles para honrarlo y glorificarlo”, concluye.