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BENDICIÓN MATERIAL
La jubilada Maria Joana Santana confió en el Señor y restauró su vida financiera
Carlos Fernandes
La jubilada Maria Joana Santana da Silva, de Anápolis (Goiás-Brasil), perdió el sueño varias veces por causa de una deuda. Esta comenzó hace unos años, por una compra con tarjeta de crédito. “El valor era bajo, pero, con los intereses, el total llegó a casi cinco mil reales”, dice. El monto excedía los límites de pago de la mujer, por lo que recurrió al Señor. Miembro de la Iglesia de la Gracia, Maria Joana participó en un propósito de oración en la que presentó sus finanzas a Dios. “Al día siguiente, mi hija recibió un correo electrónico”. En el mensaje, el agente financiero dijo que la deuda se había reducido a 26 reales con 11 centavos. “Fue una bendición”, celebra. Otra victoria hizo feliz a la familia de Maria Joana: su nieto de 18 años fue contratado. “Era un joven aprendiz y tenía promesas de ser empleado en la empresa, pero al final parecía que no”. Sin embargo, la fe y las oraciones dieron sus frutos, y el joven fue contratado con un buen salario. “Dios es misericordioso”, agradece la jubilada, integrante del grupo de evangelización y frecuentadora asidua a los programas de la IIGD.