La pandemia del nuevo coronavirus afectó psicológicamente a la peruana Alejandra. “Debido al aislamiento social y al miedo a contagiarme, tuve ataques de pánico y ansiedad. Sentía una presión en el pecho y me despertaba por las noches”, recuerda. Fue a varios médicos, pero los ansiolíticos recetados no le dieron resultado. La acción divina comenzó en ese momento. “Vi el programa del Dr. Soares en Facebook y entré en contacto pidiendo que intercediesen por mí”, cuenta. Recibió las oraciones y se sintió en paz: “Fue como si un viento hubiese soplado sobre mí”, compara. Desde entonces, la vida de la Alejandra cambió: “Dios está conmigo”.
ARGENTINA
Gran bendición
Desde Argentina, Estelita cuenta la experiencia marcante que vivió en una de las visitas del Dr. Soares al templo sede de la Iglesia de la Gracia en Buenos Aires, donde ella actúa como colaboradora. “Sufría de un problema en las piernas y prácticamente me arrastraba al caminar”, relata. Estaba descendiendo las escaleras de la Iglesia con dificultad y, al verla, el Dr. Soares hizo una oración en su favor. “Me emocioné mucho”, recuerda. El líder de la IIGD la orientó a levantar la pierna más afectada, movimiento que Estelita no realizaba hacía mucho tiempo. “Sentí un alivio y pude caminar con normalidad. ¡Fue una bendición!”
INGLATERRA
Aguas transformadoras
Invitado por la abuela para ir a una reunión de fe por primera vez, William Zampieri visitó la IIGD. “Fue hermoso. Adoré a Dios y entendí que necesitaba ir más profundo en el conocimiento de Cristo”. Días después, William volvió a la Iglesia y el pastor le preguntó si estaba bautizado. “Le contesté que no, pero que me gustaría pertenecer al Señor.” Después de estudiar la Palabra, el joven recibió el bautizo. “Fue una experiencia indescriptible”, así la define. Quienes convivían con William sintieron los efectos del cambio. El muchacho ahora guarda más respeto por la familia: “Hoy, veo todo de manera diferente”, afirma.
GEORGIA
La casa está de fiesta
El hijo y la nuera de la georgiana Luba Suladze soñaban tener un hijo. Sin embargo, a lo largo de siete años, el deseado embarazo no aconteció. Siguiendo los programas del Dr. Soares por Internet, Luba pidió oraciones. “Al tiempo, mi nuera se quedó embarazada no solo una, sino dos veces. Hoy, tengo dos nietas”, se alegra la abuela. La familia Suladze está de fiesta: “Que Dios bendiga a la Iglesia de la Gracia y que las transmisiones lleguen cada vez más lejos”, anhela la anciana.
ITALIA
Sueño conquistado
Desde que empezó a participar de las reuniones en la IIGD en Italia, Enza, de 36 años, aprendió a “orar de manera diferente”, como ella misma define. “Cada día, me aproximo más a la Iglesia y comprendo situaciones que antes no comprendía. Entre ellas, la posibilidad de alcanzar bendiciones por la fe. Mi esposo soñaba trabajar en el área de seguridad, pero todavía no había tenido esa oportunidad. Entonces, creyendo, oramos con los hermanos en Cristo”, explica. Y la victoria aconteció: el esposo de Enza consiguió el anhelado puesto profesional: “Estamos muy felices con esta conquista”, conmemora.
TÚNEZ
Gratitud a Cristo
El tunecino B. L. pide no ser identificado, pues su país tiene leyes inspiradas en el Islam que reprimen la fe cristiana. Sin embargo, eso no le impide que las programaciones de la IIGD, transmitidas por Internet, alcancen su corazón. “Acepté a Jesús como Salvador siguiendo los cultos transmitidos por Facebook”, testifica. Estaba enfermo, pero, después de pedir oraciones al equipo del Dr. Soares, Dios lo sanó. “Mi alma desborda de alegría y gratitud.”