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ALMA DE EVANGELISTA
El Pr. Felipe Menezes fue enviado a Erevan, donde comienza la Iglesia de la Gracia
Carlos Fernandes
Enclavada entre Asia y Europa, en una región de gran inestabilidad política y conflictos religiosos, Armenia es como una cápsula del tiempo. Esta nación que adoptó el cristianismo como religión oficial, a principios del siglo IV —incluso antes que el Imperio Romano— tiene registros históricos que remontan hasta la Edad de la Piedra. A lo largo de los milenios, esta tierra pasó por períodos de autonomía y de servidumbre, y en la era contemporánea su pueblo atraviesa enormes dificultades. En torno de 1915, cerca de 1 millón de armenios fueron asesinados en una masacre a manos de los otomanos, lo que se considera uno de los mayores genocidios de la historia. Poco después, el país fue anexado a la Unión Soviética y pasó gran parte del siglo XX bajo el yugo comunista. La apertura, que empezó en los años 90, trajo nuevos aires de libertad, y la fe ortodoxa, mayoritaria en el país, ya no es la única corriente cristiana en esa nación. El Evangelio vivo de Cristo ha sido anunciado por la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios (IIGD) a través de las redes sociales. En octubre, la IIGD envió el primer misionero a Erevan, la capital de la Armenia. Es la Palabra de Dios llegando a los confines de la Tierra, siguiendo la determinación de Jesús.
Las reuniones comienzan el día 5 de noviembre, y las perspectivas son grandes con relación a la acción de Dios entre los armenios. “Las expectativas son las mayores y mejores”, se entusiasma el Pr. Felipe Menezes, de 32 años, enviado por la Iglesia de la Gracia para iniciar los cultos presenciales —sí, porque un gran trabajo de evangelismo, oración y fortalecimiento espiritual ha sido realizado ya por las redes sociales. “Las personas se han abierto al Evangelio cada vez más, y recibimos muchos testimonios”, continúa Felipe. El pastor hace Lives en la página del Dr. Soares y atiende personas en ruso y armenio, además de enviarles mensajes en esos idiomas, por ahora con la ayuda de una intérprete. Felipe estudia con ahínco los dos idiomas hablados en el país —lo que no es nada difícil para él, ya que es profesor de inglés y español, y tiene facilidad en esta área del saber.
El país es pequeño, con aproximadamente 3,5 millones de habitantes, y atraviesa un conflicto territorial y de fronteras con el vecino Azerbaiyán. El desafío es enorme —“Y me gustan los desafíos”, afirma Felipe. Fue así cuando, hace cerca de un año, el Dr. Soares le dijo que sintió la orientación divina de enviarlo a Armenia. Con alma de evangelista, la respuesta del pastor fue corta y, sin embargo, decisiva: “Lo recuerdo como si fuese hoy. Yo, simplemente, respondí: heme aquí”. Criado en un hogar cristiano, Felipe cuenta que, en la adolescencia, llegó a alejarse del Señor. “Sin embargo, en 2007, a los 17 años, entré en la Iglesia de la Gracia por primera vez, en la ciudad Mogi das Cruzes, de la región de São Paulo. Fue amor a primera vista.” Designado inmediatamente por el liderazgo para dar clases de inglés y español a los jóvenes de la Iglesia, tuvo una trayectoria rápida pero bien fundamentada en la fe. Al año siguiente, se volvió colaborador y, en 2009, fue ascendido al ministerio. “Fui pastor auxiliar por un tiempo. Orientado por el Dr. Soares y por el Pr. Jayme de Amorim, aprendí mucho sobre la Palabra de Dios y la vida cristiana.”
Sueño realizado
“Ya desde muy joven, tenía el deseo de predicar el Evangelio en otros países”, revela Felipe. El sueño comenzó a realizarse en 2016, cuando el pastor fue enviado a África del Sur. De vuelta a Brasil y ya casado con a diseñadora gráfica Bárbara Prates Menezes, asumió el púlpito de la IIGD de Santo Amaro, en la ciudad de São Paulo. Desde el día 13 de octubre, la familia —la pareja tiene dos hijas, Isabela, de cuatro años, y la pequeña Gabriela, de dos— está en Erevan. “El apoyo y la presencia de la familia son fundamentales para el éxito ministerial”, cree el joven pastor. Reconoce que, al comienzo, extrañará mucho a los padres, hermanos y amigos que dejó en Brasil: “Nunca estamos cien por ciento listos, pero el Señor es quien nos consuela, a través del Espírito Santo, y debemos capacitarnos para Su gran obra aquí.”
En este inicio de actividades, las reuniones serán semanales, todos los sábados, a las 10:45 de la mañana, en el Teatro Kayaran, con capacidad para 200 personas. Por la enorme receptividad de los armenios en las redes sociales, Felipe no tiene dudas de que habrá bastante trabajo —y muchas bendiciones también. “Varias personas solicitaron visitas pastorales. Nuestras expectativas son ver lo mejor de Dios en esta tierra.” Y Felipe Menezes hace planes para extender su ministerio también a personas de las naciones vecinas, como Georgia, Turquía e, incluso, Irán. “¡Toda esta región será impactada por el poder de Dios!”, afirma el pastor, lleno de fe.