Misiones Globo – Japón
“Mi Dios me libró de la muerte”
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EL PODER DEL PERDÓN
Chisneide encontró en Jesús la paz necesaria para atravesar un momento sumamente difícil
Viviane Castanheira
La sonrisa estampada en el rostro de la familia Carvalho es la marca de quien vivió una reconciliación. Antes de conocer a Jesús, la cocinera Chisneide Da Silva Mendes de Carvalho, de 41 años, y el gerente de supermercado Luciano Ferreira de Carvalho, de 47, vivían juntos, pero no priorizaban el matrimonio. “Mi esposo no me prestaba atención y yo dedicaba todo mi tiempo a nuestros hijos. Como tenía la posibilidad, decidí no trabajar creyendo que solo yo podría cuidarlos bien. Era una madre sobreprotectora.”
El comportamiento de los dos evidenciaba los problemas conyugales, pero ellos parecían ignorar las señales. Hasta que Chisneide descubrió la infidelidad del esposo. “Sentí un odio profundo. Entré en depresión y me encerré en mi cuarto. No quería ocuparme más de los chicos, ni cuidar de mí, fueron días de dolor y angustia”, cuenta. A raíz de la ruptura, volvió a vivir con la mamá.
Al ver el sufrimiento de Chisneide, su mamá, Lavina Da Silva Machado, fue en busca de auxilio. “Estaba preocupada y por eso buscó apoyo”, afirma la cocinera, que tiene tres hijos: Alexandre, de 18 años, Aline, de 16, y Adriano, de 10.
El socorro estaba más cerca de lo que Lavina imaginaba. Un día, viendo la TV, si deparó con El Show de la Fe. Durante el programa, el Dr. Soares habló sobre la esperanza y la fe en Cristo para salvar la familia. Alentada por esas palabras, Lavina decidió llevar a su hija a la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios (IIGD). “Fui para darle el gusto a mi mamá, no creía que Dios pudiera hacer algo por mí”, recuerda Chisneide, que al final decidió volver otras veces a la reunión. “Pasé por un proceso de liberación, siempre acompañada por el pastor”, relata. En poco tiempo, Chisneide percibió algunos cambios internos. “Hubo una transformación. Sentí a Dios cuidando de mi alma. Retiró toda la tristeza y, después, empezó a cambiar las circunstancias.”
Mientras el Señor restauraba a Chisneide y le devolvía la voluntad de vivir, Él también trabajaba en el corazón de su exesposo. En aquel período, Luciano empezó a ser confrontado por el Altísimo, se arrepintió de su comportamiento y decidió buscar a Chisneide para pedirle perdón. “Dios hizo la obra en mi vida. Fue muy malo estar lejos de mi esposa y de mis hijos”, confiesa Luciano.
Chisneide perdonó a Luciano y recomenzó la vida a su lado. Sin embargo, ella no imaginaba que aún debería enfrentar una etapa larga y dolorosa. “El proceso de sanación demoró algún tiempo, era difícil convivir con Luciano y recordar todo de lo que pasé. Sin embargo, Dios no hace nada a medias. Fue sanando las heridas hasta completar la buena obra en mi familia”, conmemora. “Hoy, puedo decir que tengo un esposo, un compañero, un buen padre, una familia que yo no tenía. ¡Afirmo que mi hogar fue restaurado y transformado después de que conocí este ministerio maravilloso!”, garantiza Chisneide, que es colaboradora de la sede de la IIGD en Brasilia, donde sirve a Jesús con su familia.
Con la vida transformada, Luciano declara: “¡Ahora, todos en mi casa servimos al Señor!” y conmemora al lado de la esposa, que sustenta la obra de Dios. “Soy patrocinadora de este ministerio porque fui alcanzada por él. Dios bendiga la vida del Dr. Soares”, finaliza.