Test – Diciembre – 2023
Misiones Globo – Namíbia
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EL DIOS QUE LEVANTA
Después de sufrir una seria fractura en accidente en moto, a masoterapeuta Daiane recibió el toque de sanidad del Señor
Carlos Fernandes
Los accidentes con motocicletas son responsables de casi el 60% de los casos que provocan víctimas en el tránsito. Sin embargo, la practicidad, la economía y la versatilidad de este vehículo llevan cada vez a más personas a desplazarse en dos ruedas para realizar sus actividades profesionales y recreativas. Y esta no es una realidad solo de Brasil — también en Europa, el uso de la motocicleta ha crecido. Y fue en Portugal, donde vive, que la masoterapeuta Daiane de Souza, de 39 años, entró en las estadísticas de lesionados en caídas de motos. “A principios de agosto, sufrí un grave accidente. Los médicos dijeron que, como me había partido la clavícula, mi recuperación llevaría de ocho a diez semanas.”
Para alguien que necesita desplazarse continuamente para atender clientes, la perspectiva era mala: “Me preocupé mucho, principalmente porque trabajo por mi propia cuenta”, explica. Su actividad profesional demanda capacidad física y constantes movimientos, lo que se volvió imposible. Además, como secuelas del trauma sufría de muchos dolores e inactividad. “Me quedé, prácticamente, paralizada para realizar mis actividades diarias.”
La desesperación no fue mayor porque ella sabe, gracias a la Palabra de Dios, que todos nuestros dolores y enfermedades fueron soportados por Cristo para nuestro favor. “Ya a la tercera semana, aunque sentía bastantes molestias, fui al culto de la Iglesia de la Gracia”. Daiane frecuenta el templo, en Lisboa, hace dos años, y allí su fe ha sido fortalecida para enfrentar las dificultades. “El pastor pidió que nos pusiéramos las manos sobre el lugar del cuerpo donde nos gustaría ser sanados”, destaca. “Mi hija Lavinia y yo impusimos las manos sobre mi clavícula del lado izquierdo, y oramos con la Iglesia.”
Mamá e hija volvieron a casa después del culto, y Daiane aún sentía dolores. “Sin embargo, tomé pose de aquella bendición”, afirma. Ya a la mañana siguiente, despertó sin ningún dolor. “No podía entenderlo”, reconoce. Un examen radiológico reveló que el hueso estaba perfectamente firme en el lugar de la fractura —un proceso que, según le habían dicho, debía demorar varias semanas. “El médico también se sorprendió. Para honor y gloria del Señor, fui sanada”. Desde entonces, ha llevado una vida normal —excepto que no volvió a andar en moto, por precaución.