“¡Jesús sanó a mi padre!”
ADN Misionero
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UNA NUEVA CRIATURA
El jubilado Renato Alves Meirelles, de 65 años, conoció al Señor Jesús después de perder todo por causa del alcoholismo. Empezó a beber a los cinco años y, a los diez, ya era dependiente: “Veía a mi padre esconder el aguardiente en el horno y me daba curiosidad saber qué era”, relata quien fue compulsivo durante 25 años. “Apenas me levantaba comenzaba a beber; era mi desayuno”, lamenta. Renato se gastaba el salario en bebidas y solo pudo dejar ese hábito cuando perdió a la familia. Desconsolado, fue invitado a una reunión en la Iglesia de la Gracia. “Fui al culto y nunca más salí de la presencia de Dios”, se alegra. El jubilado confesó a Jesús como su Salvador, fue liberado y hoy se dedica a la obra del Maestro. Es capellán en la IIGD de Campo Grande (en Río de Janeiro, Brasil) y trabaja como payaso misionero en asilos, orfanatos y jardines de infantes.