¡No se detenga!
“Solo Jesús pudo cambiar tal circunstancia”
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SANIDAD FAMILIAR
Después de contraer covid-19 al mismo tiempo, Juliano Okraszewski, su esposa e hijas fueron sanadas por el poder de la oración.
Viviane Castanheira
En marzo de 2021, un año después del primer caso de covid-19 en Brasil, todavía atravesábamos tiempos difíciles. Hasta esa fecha, ese fue el peor mes en cuanto al número de muertes de brasileños por esa enfermedad. Los registros señalaban 66.573 muertes y más de dos millones de casos confirmados. La vacunación recién había comenzado, pero el riesgo de contagio aún era alto, debido a las nuevas variantes del virus que llegaban al país. Durante este período, la familia Okraszewski dio positivo por el nuevo coronavirus.
El representante de ventas Juliano Okraszewski, de 39 años, su esposa, la secretaria Maquerly Okraszewski, de 34, y sus hijas Yasmim, de 9, y Emanuely, de 2, se asustaron cuando recibieron la confirmación de la enfermedad. Hasta el momento, ninguno de ellos presentaba síntomas graves. Sin embargo, al octavo día de aislamiento, la situación cambió. Juliano comenzó a sentir que le faltaba el aire y necesitaba ser hospitalizado. “¡Qué noche tan horrible! Mantenerme alejado de mi esposo sabiendo que estaba enfermo en el hospital y no tener noticias fue muy difícil”, dice Maquerly, quien no pudo acompañarlo, ya que tenía que cuidar a sus hijas.
Para sorpresa de todos, a la mañana siguiente, Juliano fue dado de alta. En casa, recayó y su salud se deterioró. “Pasó una mala noche y tuve que llevarlo a urgencias”, recuerda su esposa.
Antes de salir de casa, Maquerly pidió ayuda a los grupos de oración de la Iglesia, así como a amigos y familiares, ya que sabía que su esposo necesitaba la intervención divina. Juliano ingresó en el hospital en estado grave por segunda vez. No tenía fuerzas para caminar y sus pulmones, riñones e hígado estaban comprometidos. “Solo podía respirar con la ayuda del oxígeno”, informa el representante de ventas.
Confiada, la secretaria declaró la sanidad de su esposo, contó con la ayuda de una amiga para cuidar a sus hijas y partió rumbo al hospital, creyendo que sería usada por Dios en ese delicado momento: “Creía que el Señor sería el tratamiento para mi esposo. Como teníamos que enfrentar ese calvario, dije que estaba lista para ser un instrumento divino”, dijo.
Maquerly no se apartó del lado de Juliano y aprovechó cada oportunidad para hablar de Jesús a los demás pacientes. “Había otros tres enfermos en la habitación, y todos oían la Palabra, escuchaban las alabanzas, participaban de las oraciones y veían con nosotros en el celular el programa del Dr. Soares”, celebra Maquerly, quien vivió experiencias notables mientras acompañaba a su esposo.
“Fui llamada para orar por una mujer que estaba casi sin vida, y el Señor me dio la oportunidad de contarle el plan de salvación. Ella aceptó a Jesús esa noche. Al día siguiente, Dios se la llevó y fui instrumento para consolar a su hija. Fue difícil, pero sentimos la presencia del Altísimo en todo momento”, recuerda.
Mientras Maquerly hacía la obra de Dios dentro del hospital, un grupo de oración de la Iglesia de la Gracia de São Lourenço do Sul (RS) la apoyaba afuera, orando por los enfermos. Y Dios escuchó el clamor de sus hijos. La recuperación de Juliano fue rápida. Después de tres días con oxígeno, mejoró, sorprendiendo al personal médico. Después de cinco días en el hospital, el representante de ventas regresó a casa. “La recuperación se dio de manera milagrosa, y no tuvo secuelas”, se maravilla Maquerly. “Llegué al hospital muy débil, pero el Señor me mostró el camino, los médicos y las medicinas adecuadas. Él se encargó de todo. ¡Vencimos el covid-19!”, celebra Juliano, quien deja un mensaje para los lectores del Boletín la Certeza de la Victoria: “Confíen en Dios y en la oración, porque Él permite la lucha, pero nos da la victoria”, concluye.