Fe en Cristo al pie de los Andes
Pacto con Jesús
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“DIOS ME SALVÓ DE LA MUERTE”
Leneide Barbosa tuvo triple infección viral, pero fue sanada por Jesús
Viviane Castanheira
La familia Nóbrega vivió tiempos inciertos en marzo de 2021, cuando Leneide Barbosa da Nóbrega, de 50 años, fue diagnosticada con Covid-19, Zika y Chikungunya al mismo tiempo.
Los primeros síntomas fueron leves: debilidad, dolor en el cuerpo y en los ojos, fiebre alta. Sin embargo, después de cinco días, su condición empeoró y tuvo que ser hospitalizada. “Sentí una presión en el pecho y mucha falta de aire”, recuerda el ama de casa, quien fue trasladada en ambulancia a urgencias.
Tras su análisis salir positivo para el nuevo coronavirus, Leneide fue enviada a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). “Mi saturación era del 64 % y tenía un pulmón comprometido en un 75 %”.
En el hospital, el único consuelo era ver las reuniones de la iglesia por el celular. “Estaba muy sensible, y los servicios en línea fueron un estímulo para mí. Aquello me conmovía y fortalecía”, dice.
Mientras Leneide revitalizaba su espíritu, su cuerpo mostró signos de que había otros problemas. “Aparecieron manchas rojas en mi piel y los médicos sospecharon que no era solo Covid”. Los análisis detectaron los virus Zika y Chikungunya, enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes aegypti.
“Estuve seis días en el balón de oxígeno, me sangraba la boca, las encías y la nariz. El equipo médico consideró la posibilidad de entubarme”. Ante otra noticia desalentadora, Leneide se aferró a la fe en Cristo: “Estaba orando en mis pensamientos, porque no podía hablar, por falta de aire. Clamé con el alma y el corazón, y Dios me dio el escape de la muerte. ¡Fui sanada en el nombre de Jesús!”
El esposo de Leneide, Marcos Rangel da Nóbrega, de 50 años, quien también contrajo la enfermedad, habló de la tensión que enfrentaba la familia. “Vivimos días difíciles. El peor momento fue cuando vi que llevaban a mi esposa al hospital en una ambulancia”, recuerda. “Me aferré al Señor, pidiendo que cesara esa plaga. ¡Para la gloria de Dios, todo salió bien y fuimos sanados!”, se regocija el pastor.
La hija de la pareja, Letycia Velez Barbosa, de 16 años, también usó la fe para enfrentar los dolorosos momentos. “Estaba muy preocupada por ver a mis padres enfermos sin que pudiera ayudarlos. La hospitalización de mi mamá fue horrible, porque no podía verla ni hablar con ella. Sólo tuvimos noticias por teléfono. Aun así, creí que el Señor la salvaría. Entonces seguimos en oración y, gracias a Dios, ¡se recuperó!”, dice la estudiante.
El clamor del pastor Marcos y de Letycia fue atendido. Al sexto día de hospitalización, Leneide comenzó a reaccionar. Dos días después, fue dada de alta. “Fue la época más feliz de mi vida. ¡Sentí alivio y glorifiqué al Altísimo por la bendición recibida!”, enfatiza Leneide. “Lloré de felicidad, agradeciendo a Dios por la sanidad a mi esposa. Él la salvó y nos bendijo a todos”, concluye Marcos, pastor asistente en la sede de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios en João Pessoa (PB), donde se congrega con su familia.